A Coruña afronta por cuarto año consecutivo un presupuesto prorrogado. En este caso, y tras la negativa del PSOE a apoyar la propuesta del Gobierno local, la situación amenaza con extenderse hasta que se celebren en mayo las elecciones municipales. Para el Concello, tener aplazadas las cuentas supone una serie de limitaciones pero también dispone de margen para modificar el documento financiado diseñado para el año pasado y que deberá servir para este ejercicio.

"En tanto no se apruebe el presupuesto definitivo, el prorrogado podrá ser objeto de cualquiera de las modificaciones previstas por la ley", reza el real decreto 500/1990 sobre presupuestos en haciendas locales. Es decir, las modificaciones de las cuentas, que ya es habitual que se registren durante el año de vigencia, podrán realizarse para ajustar el documento financiero a las necesidades de la ciudad. Eso sí, las que se hicieron durante 2018 no se prorrogan automáticamente, como el resto del presupuesto. Tampoco permite la normativa el alargamiento de un año para otro de las partidas financiadas con préstamos bancarios o con otros ingresos específicos.

La variación en el resto de conceptos susceptibles de cambios tendrán que tener en cuenta, alertan los expertos en contabilidad municipal, el cumplimiento de la ley de estabilidad presupuestaria del Ministerio de Hacienda.

El capítulo de inversiones, el que incluye las obras y proyectos más visibles para la ciudadanía, se podrá, además, modificar con remanente de tesorería, es decir, con fondos restantes del año pasado. Pero primero tendrá que efectuarse la liquidación de ese ejercicio, que aún no se ha presentado. El Concello tiene de plazo hasta el 28 de febrero para presentarlo. Será en ese momento cuando pueda reinvertir lo no ejecutado en nuevos planes para la ciudad. Si realizase esta operación financiera deberá seguir todos los pasos que marca la legislación, entre los que se encuentra la aprobación en el pleno por mayoría simple. Así, el Gobierno local tendría mayor margen de maniobra para que el asunto obtuviera el apoyo durante la sesión plenaria. Antes que este acuerdo, deberá pasar por el informe del interventor municipal, que analizaría la modificación y comprobará que se ajusta a los supuestos legales en los que se permite el cambio.

Otra de las opciones que tendría el Ayuntamiento sería destinar el superávit a reducir deuda, lo que ya hizo a finales del año pasado por no poder reinvertirlo en inversiones al no cumplir el plazo medio de pago a proveedores.

La prórroga del presupuesto es práctica habitual en muchos Concellos, hasta la confección o negociación de otras cuentas, pero hay algunos que son incapaces de sacar adelante el del año en curso y prorrogan más de un año. Hasta cuatro llevan demorados los de Ourense, desde que entrara el PP en las últimas municipales. Durante estos años se han sacado adelante dos planes de inversiones con el remanente de tesorería, aunque la ejecución del primero fue muy baja.