Los policías nacionales que detuvieron a J.G.V.O., el joven que conducía el coche que atropelló mortalmente a Jamal B., de 24 años, en el paseo marítimo del Orzán en octubre de 2017, declararon ayer en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que esa noche les confesó que había arrollado de forma intencionada a los tres muchachos con los que habían tenido un incidente poco antes en un pub El jueves, en la primera jornada de la vista oral, el acusado, para quien el fiscal pide 49 años de prisión por un delito de asesinato y otros dos de tentativa de asesinato, declaró solo a las preguntas de la defensa y afirmó que solo había tratado de "dar un susto" a los tres jóvenes, uno de los cuales se había besado con su exnovia en su presencia.

Pero todos los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que prestaron declaración ayer afirmaron que cuando el acusado fue interceptado en la plaza de San Cristóbal, reconoció de inmediato que había sido el autor del atropello y que fue intencionado porque se consideró "humillado" por los tres jóvenes. El agente que coordinaba el turno de esa noche explicó que el acusado, nacido en 1997, dijo haber sido golpeado en la cara por uno de los luego atropellados, aunque el policía que le llevó a un centro sanitario no apreció que hubiera sufrido lesiones.

También dijo a los agentes que cuando divisó a los jóvenes cruzando los carriles del paseo marítimo más alejados de la playa metió la cuarta marcha, aceleró a noventa kilómetros por hora e invadió el sentido contrario al del carril por el que circulaba hasta entonces. La velocidad del vehículo explicaría que Jamal, la víctima mortal, saliera despedido a 33 metros de distancia y cayera sobre las vías del tranvía, donde fue encontrado por sus compañeros sangrando por la boca y convulsionando, según confirmaron ayer. Una ambulancia le trasladó al hospital, donde falleció poco después.

Los policías vieron que el conductor tenía un discurso coherente y no mostraba síntomas de estar embriagado, aunque sí olía a alcohol, a lo que el fiscal añadió que la prueba de alcoholemia que se le efectuó arrojó un resultado de 0,43 y 48 miligramos por litro, cuando el máximo permitido es de 0,25. La defensa del acusado trató de vincular esa tasa con un supuesto retraso en la realización del test, pero los agentes aseguraron que se llevó a cabo al poco tiempo de la detención.

Discusión

El primo del acusado, que viajaba con él en el coche durante el atropello, declaró que habían bebido mucho y que en el pub hubo una discusión entre las chicas que acompañaban a ambos grupos de jóvenes, pero no entre ellos. Admitió que su primo se molestó porque su antigua novia besó a uno de los muchachos de la otra pandilla, a los que no conocían hasta ese momento, y que cuando marcharon del pub y cogieron el coche les vieron en el paseo marítimo, por lo que giraron en una de las rotondas para pasar de nuevo a su lado.

Señaló que el objetivo no era hacerles daño, para lo que negó haber dicho que querían vengarse, sino darles un susto haciendo circular al vehículo en zigzag al pasar junto a ellos, pero que al conductor "no le dio tiempo para calcular". También aseguró que su primo dijo que se iba a entregar a la policía y que una de las chicas que viajaba con ellos exigió bajarse del coche.

Mohamed, uno de los amigos del fallecido que se encontraba con él esa noche, dijo que el acusado le dio un golpe en el pub y que cuando les echaron a la calle volvieron a intentar agredirles, pero que luego intentaron abandonar la zona. En el atropello resultó alcanzado en una rodilla pero rechazó la asistencia médica y se mostró convencido de que el conductor en realidad trató de arrollarle a él por haber besado a su exnovia. El tercero de los miembros de la pandilla, que habla español con dificultad, declaró no haber visto el golpe a su amigo ni la pelea ocurrida en el pub.