La tercera ronda, cuya denominación oficial es AC-14, se consolida como una de las principales vías de comunicación del área metropolitana, ya que el tráfico de salida que soporta en su tramo no urbano se sitúa ya a corta distancia del registrado en la Autopista del Atlántico (AP-9) en la zona próxima a la ciudad donde se cobra peaje. Los datos de la Dirección General de Tráfico sobre el año 2017, los últimos disponibles, reflejan que la AC-14 tuvo una intensidad media diaria de 29.354 vehículos en la zona de A Zapateira y en sentido de salida, mientras que en la AP-9 se contabilizaron 32.520 en el tramo que discurre entre los municipios de Oleiros y Cambre.

La evolución del tráfico en ambos puntos desde la apertura de la totalidad del recorrido de la tercera ronda ha sido dispar, ya que en 2015, el año en que se completó esa carretera, pasaron por esa estación de medición 23.757. Al año siguiente fueron 26.709 y en 2017 se sumaron 2.645 vehículos más. Pero en la autopista se partió en 2015 de una intensidad diaria de 31.260 vehículos que un año después pasó a 31.747 y que en el último ejercicio disponible subió tan solo 773.

El importante incremento aplicado en los peajes tanto en 2018 como al inicio de 2019 hace prever que el uso de la AP-9 descienda en la comarca coruñesa, lo que favorecería aún más la aproximación del tráfico con la tercera ronda. El cobro del peaje es el factor determinante en para el uso de esta carretera, ya que la intensidad media en la zona de Acea de Ama, tramo en el que no se cobra por circular hasta la llegada a A Barcala, fue en 2017 de 45.284 vehículos, lo que supone una diferencia de 12.764 con la cifra registrada unos pocos kilómetros después. La evolución en los últimos tres años revela sin embargo un crecimiento muy débil, ya que no llegó a los mil vehículos en cada uno de los ejercicios.

La importancia del factor económico en la utilización de la autopista queda patente cuando se revisan los datos de intensidad de tráfico en un tramo de peaje como el situado entre A Barcala y Guísamo. En 1988, primero de los años sobre el que la Dirección General de Tráfico proporciona estadísticas, pasaron por ese punto 8.572 vehículos al día. Solo un año después, el número aumentó en casi 4.000, pero en 1993 había alcanzado ya los 19.610 vehículos.

El empleo de la AP-9 experimentó una aceleración en 2004 al situarse en 41.394 vehículos y alcanzó su punto más alto en 2007 con 46.466. El inicio de la crisis económica al año siguiente derivó en una caída del tráfico desde entonces, leve al principio pero drástico en 2010, ya que en un solo año perdió casi la mitad de su intensidad diaria y se quedó en 24.736 vehículos debido a la agudización de la recesión. Pero al año siguiente hubo un muy notable aumento que hizo llegar la cifra a 40.420 que sin embargo volvió a caer. Desde entonces ha habido un continuo descenso en el uso, salvo en 2016, en el que hubo un ligero repunte.