Rompió con los esquemas de la época a base de fortaleza y valentía, y se convirtió en poco tiempo en uno de los grandes clásicos de la literatura. Jane Eyre, la obra de Charlotte Brontë, toma un nuevo formato estos días con la pieza que produce el Teatre Lliure. Dirigida por Carme Portaceli, y con Ariadna Gil como protagonista, la historia llegará la próxima semana al teatro Rosalía, donde estará el 8 y 9 de febrero a partir de las 20.30 horas.

- Enfrentarse a un clásico de tanto calado como este, ¿inspira más respeto?

-¿Sabes lo que pasa? Yo no había leído la novela, con lo cual no tenía ese peso que hubiera tenido alguien para el que es una de sus referencias. Había visto alguna adaptación del libro al cine y había leído cosas de Emily Brontë, pero no de Charlotte. Así que fue como un descubrimiento. El personaje me interesó desde el primer momento.

-Le llegan muchos como Eyre, que arrastran experiencias duras, ¿le han encajado en ese registro atormentado?

-Probablemente sí, en cine también he hecho muchos personajes así [ríe]. Pero no suelo fijarme en eso cuando decido. De repente, ves una cosa que quieres contar y que crees que puedes entender, y te metes. De todos modos, el personaje de Eyre tiene una gran ironía...

-Y mucho espíritu de superación. ¿Cuánto se necesita en su profesión?

-Se necesita en cada cosa que haces. En general, cada nuevo personaje es como empezar de cero. No se quita esa incertidumbre de si vas a ser capaz de hacerlo, ese pánico antes de empezar, al primer contacto con el público? Eso no cambia.

-La actitud de Jane Eyre causó revuelo entre los sectores más tradicionales de la época. ¿Sigue incomodando hoy el poder femenino?

-Incomoda, porque ves la resistencia ante cosas tan obvias y justas como las que se reivindican. Cosas como los sueldos, que caen de cajón. Que eso siga pasando significa que hay una resistencia a perder ese poder, que es incómodo perder el poder ancestral del hombre. Pero por suerte va avanzando, aunque todavía queda mucho por mejorar.

-Eyre dice: "No me importa lo que piense la gente, sino lo que yo pienso de mí misma". Pero las dos cosas a veces se confunden.

-Sí, uno se autoconvence por razones que no son las de verdad, porque te hacen la vida más fácil. Que alguien tome esas decisiones sin importarle las consecuencias y simplemente porque es lo que cree y la forma en la que siente que tiene que vivir ? Creo que te pueden juzgar, pero al final uno está solo ante sí mismo y sabe qué ha hecho y por qué. Pero es verdad que muchas veces uno se engaña.

-¿A usted le ha pasado?

-Sí, a lo mejor alguna cosa, como cuando dices: "Este personaje o esta película no me acaba de? pero va a ser muy bueno por esto". A nivel profesional tienes que sobrevivir, pero en momentos determinantes de la vida uno intenta ser fiel a lo que cree. Yo soy bastante tozuda en esas cosas, me cuesta mucho hacer algo que realmente no sienta. Todo lo que he hecho, haya salido mejor o peor, lo he hecho porque en ese momento creía que me iba a aportar algo. Pero también me he equivocado. Algunas veces he dicho: "Esto podía habérmelo ahorrado".

-¿Qué se habría ahorrado?

-Cosas que no te han aportado nada. Pero por suerte han sido las menos, he tenido mucha suerte desde joven de trabajar en proyectos y con gente muy interesante.

-A usted la descubrieron en los 80, ¿ha ido para adelante o para atrás el mundo de la interpretación desde entonces?

-En general no lo sé, pero yo seguro que he ido para adelante [se ríe]. Porque como empecé muy pequeña? No tenía ni idea. No tenía un don natural como otra gente tiene, yo he tenido que currármelo mucho e ir aprendiendo.