El barrio de La Pinada, en la localidad valenciana de Paterna, es la primera experiencia española de eco-barrio, una comunidad regida por el principio de la sostenibilidad ambiental y que, además, es diseñada por los que serán sus futuros habitantes. Araceli Rodríguez, responsable de Servicios a Familias en este proyecto, participó ayer en la sesión técnica del Foro A Coruña 2030, cara a unha comunidade sustentable.

- ¿Qué experiencias hay de iniciativas de este tipo?

-Hemos estudiado experiencias de eco-barrios en Europa como la de Hammarby, en Suecia, o BedZed, en Inglaterra, pero en España es un proyecto innovador tanto por cómo surge como por la gran implicación desde el proceso de diseño de la gente que en futuro vivirá allí. Uno de los objetivos es darle la vuelta al modelo de desarrollo urbanístico tradicional y partir de las necesidades de las personas para definir el proyecto que mejor se ajuste a sus necesidades, de forma que se facilite una vida más sostenible. Lo que decimos es que no vendemos viviendas, sino una forma de vivir más sostenible.

- ¿Cómo surgió la idea?

-Está impulsado por Zubi Labs, una iniciativa de Iker Marcaide, un emprendedor valenciano que cuando afronta un reto personal y ve que no tiene solución en el mercado se pone manos a la obra. Tuvo mucho éxito en Estados Unidos con la empresa Flywire y al volver a Valencia se propuso generar un impacto social y medioambiental en el entorno local con Zubi Labs, una comunidad de inversores e innovadores que trabaja con ese fin desde el punto de vista de la sostenibilidad, los colectivos en riesgo de exclusión y la educación como palanca de transformación de la sociedad. En septiembre de 2016 se unió a dos excompañeros de universidad para crear en Valencia Imagine Montessori School, ya que encontraron bastantes trabas para promover un colegio público que siga la metodología Montessori. Ese centro solo da enseñanza hasta los seis años, por lo que buscaron un emplazamiento para un colegio que abarcase toda las etapas y dieron con La Pinada, que son 250.000 metros cuadrados de barrancos y pinares a diez minutos del centro de Valencia. Ahí cayeron en la cuenta de que los niños no tienen muchos espacios para convivir en la naturaleza, por lo que pensaron en construir un barrio que gire en torno al colegio. Al investigar sobre el tema conocieron el concepto de eco-barrio y, como creemos que es imprescindible estar en contacto con las personas que van a utilizar las soluciones, planteamos que el barrio sea co-creado por esa comunidad de vecinos que va a vivir allí.

- ¿Cómo participan esas personas en el proyecto?

-En la actualidad el suelo es propiedad de una sociedad limitada, Sustanaible Towns, y quienes participan en el proceso lo único que saben es la forma de vivir que se va a promover en el barrio y se inscriben para participar mediante un pago de 600 euros que solicitamos para que haya un compromiso. Ahora tenemos 4.000 familias que han dicho que les gusta el proyecto y un grupo que ya ha hecho el pago. Aún estamos definiendo la escala de barrio y cuál será la forma de acceso a la vivienda, no solo compra o alquiler, sino cesión de uso o alquiler con derecho a compra. En el proceso también participan las administraciones mediante consultas, centros de conocimiento como las universidades y los emprendedores.

- ¿Acogen con recelos las administraciones un proyecto tan innovador como este?

-Creemos que estamos trabajando con lo que promueven las administraciones a nivel europeo para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030. El proyecto ha tenido una acogida muy buena tanto en la administración local como regional, ya que la semana pasada estuvimos discutiendo con el Ayuntamiento de Paterna temas de movilidad urbana sostenible. Existe un diálogo fluido y hemos invitado a la Administración a algunas de las jornadas de co-creación, en las que ha participado como un agente más.

- ¿El futuro residente debe comprometerse a seguir un determinado estilo de vida?

-Tenemos que elaborar durante este año con los vecinos el marco de gobernanza, que definirá cuál es la identidad de este barrio. Lo estamos probando con ellos a través de comunidades de prácticas, en las que se alinean sobre los temas que más les motivan y trabajan directamente con los técnicos en áreas como diseño urbano, espacios públicos, desarrollo comunitario, energía y economía circular.

- ¿Hay plazos fijados para disponer de las primeras viviendas?

-Estamos todavía en una fase de diseño y cuándo alguien nos pregunta le decimos que este no es un proyecto para contar con una vivienda dentro de un año porque hay plazos que dependen de las administraciones y preferimos no generar expectativas que no podamos cumplir.

- ¿Han suscitado el interés de otras localidades?

-Hemos tenido visitas de un barrio holandés cerca de Ámsterdam y participamos en foros nacionales e internacionales como el Congreso Nacional de Medio Ambiente y el Innovate for Climate, al tiempo que somos socios de Climate Kic, la principal institución europea de lucha contra el cambio climático, a lo que hemos unido visitas a experiencias en Estocolmo y Berlín.