El orgulloso Obelisco ahora achicado por las modernas construcciones. La airosa estatua de la Rosaleda en los jardines de Méndez Núñez, casi empequeñecida por las altísimas palmeras, o la propia calle del ensanche coruñés -donde los pisos alcanzan los precios más elevados de la ciudad- llevan los apellidos de Elisa Linares Rivas de Urcola, fallecida el lunes. Nieta del célebre comediógrafo y bisnieta del político de la Restauración, era todo un carácter. No se encogía ante nada. En su enfermedad decía, ante la estupefacción familiar, que solo se morían aquellos que lo deseaban. Elisa no estaba entre ellos, y batalló hasta la extenuación. Con ella se extingue el linaje gallego de los Linares Rivas.

Era hija del diplomático José Linares Rivas Astray y de Luisa Urcola Zuloaga, quien, muy joven, se había quedado viuda de Augusto Aguirre Vila, ingeniero militar y aviador muerto en la guerra civil y pionero de la fotografía aérea en España. Entre los hijos del matrimonio está la arquitecta y paisajista Isabel Aquirre.

Su abuelo era Manuel Linares Rivas Astray, feraz creador teatral, además de político (diputado en Cortes, ministro de Fomento y senador vitalicio), y académico de la Lengua. Llegó a ser uno de los comediógrafos más populares de su tiempo. Estrenó con gran éxito en el Teatro Español y publicó sin pausa en El Cuento Semanal. Añoranzas, La fuente amarga o La fuerza del mal son algunas de sus obras. Casado con Elisa Soujol O'Connor, adaptó también a la escena La casa de la Troya y La viuda alegre. A Coruña lo recuerda en su gran estatua de los jardines de Méndez Núñez. Su padre, Aureliano Linares Rivas, político y periodista, ministro con Alfonso XII y con la regente María Cristina, inició su carrera como diputado por A Coruña en las elecciones de 1872, a la que representó durante años. El Obelisco, erigido en su honor por suscripción popular, lo rememora.