Muchos profesionales de la hostelería se ganan un sobresueldo con las propinas que reciben de los clientes y así consiguen incrementar sus ingresos. Pero esas ganancias no se logran de cualquier manera, ya que la honradez debe estar por encima de cualquier consideración, como debió pensar ayer el camarero de un establecimiento del barrio de Riazor en el que un cliente se olvidó la vuelta tras haber pagado su consumición. El camarero se percató de que ya había abandonado el local y salió a la carrera tras él, aunque tuvo que recorrer un buen trecho hasta alcanzarle para devolverle los más de cinco euros que se había dejado en el bar.