El despacho de abogados Roca Junyent dirigió la mediación entre las partes enfrentadas en el conflicto del edificio Fenosa. Marlén Estévez, socia del departamento de Litigación y Arbitraje del bufete y una de las tres integrantes del equipo que abordó el caso, liderado por el expresidente del Tribunal Supremo Pascual Sala, destaca la trascendencia del acuerdo logrado.

- ¿Puede aplicarse una mediación como la del edificio Fenosa a conflictos similares a este?

-Hay que tener en cuenta que fue una mediación intrajudicial, que tiene el respaldo del juzgado que aborda el asunto, por lo que está bajo su paraguas y una vez que se alcanza un acuerdo necesita su aval. Pero la mediación no se tiene que producir en todos los casos, ya que es voluntaria salvo en casos específicos. Los jueces pueden hacer uso de esta herramienta, pero también las partes tienen que querer, como ha sucedido en este caso, donde tanto el Ayuntamiento como el recurrente y la comunidad de propietarios han tenido que mostrar su conformidad con la mediación.

- ¿La iniciativa tiene que partir del juzgado?

-No, la puede proponer cualquier parte o el juzgado. Y puede solicitarse en cualquier momento del proceso judicial, por lo que se podría haber producido antes.

- ¿Conoce algún caso en España en que se ejerciera la mediación para evitar un derribo de este tamaño?

-No hemos encontrado precedentes. Esto es único por muchísimas razones y es novedoso en España porque la mediación no está completamente asentada y este caso puede sentar un precedente, aunque hay que advertir que es un proceso complejo y no puede intervenir cualquiera sin tener conocimientos jurídicos profundos y sin disponer de habilidades emocionales y de gestión. También tiene que haber voluntad de las partes, porque al final esto es un acuerdo al que se llega voluntariamente y no una decisión que impone un tercero.

- ¿Por qué es único el caso del edificio Fenosa?

-La mediación ya es bastante inusual en España en un procedimiento judicial en el que no sea obligatoria. Pero también es inusual el momento en que se produce esta mediación, con una orden firme de derribo del edificio sobre la mesa. También lo son los 21 años transcurridos del proceso, pero al final, gracias a la labor del equipo de mediación, se ha conseguido que cada parte cediera en sus intereses y encontrar puntos en común, que es el objetivo de esta labor, encontrar las cosas que nos unen y no las que nos separan. Uno de los aspectos que contribuyó al acuerdo es que había equipos jurídicos de las tres partes, ya que todas las propuestas tienen que hacerse bajo el paraguas de la legalidad. Otra de las cuestiones novedosas es que lo hemos conseguido hacer en un tiempo muy corto, ya que son 21 años frente a dos meses y pico de negociación. También lo es la solución jurídica, ya que el acuerdo tiene muchas vertientes. No sé si todos los conflictos urbanísticos se tienen que solucionar así, pero esto abre un precedente y ojalá que por lo menos se plantee esta posibilidad. Aunque mi sensación es que se confunde la mediación con la negociación y la conciliación, que no tienen nada que ver, ya que la primera está reglamentada y tiene hasta una guía específica para ejercerla por la vía intrajudicial.

- ¿Cree que va a marcar un hito este acuerdo?

-Honestamente creo que sí, casi me atrevería a decir que es un hito histórico y esperamos que marque un precedente y nos sitúe como despacho de referencia en este campo. Ha sido una solución muy buena para el interés público, porque el derribo tendría consecuencias muy graves para la ciudad y el propio recurrente.

- ¿Han recibido solicitudes de información ya sobre el caso?

-Muchas. Ha suscitado mucho interés a todos los niveles, aunque los acuerdos de mediación son confidenciales salvo que las partes acuerden que algunos aspectos pueden desvelarse, lo que no ha sucedido en este caso.

- ¿Qué es lo más difícil de conseguir en una mediación?

-Lo primero es trasladar a las partes que la mediación es buena para ellas. Lo siguiente es ponerse en la cabeza de cada una de las partes para saber qué es lo que puede estar más allá de lo que expresan las palabras o los papeles. Eso es clave para proponer soluciones que luego tienen que aprobar las partes, por lo que hay que tener habilidades sociales y jurídicas al mismo nivel.