Reflexionar sobre la circulación rodada en una ciudad admite varias perspectivas. Porque la movilidad incumbe y afecta a conductores y peatones; entre los primeros están quienes se sientan al volante de turismos, autobuses, automóviles de reparto y vehículos de emergencias, y entre los segundos hay usuarios del transporte público, personas con problemas de movilidad y simples viandantes. Cuando la circulación conlleva dificultades para unos y para otros interviene entonces la Policía Local, sobre la que con frecuencia surgen dilemas por su disposición a denunciar a los infractores. Si multan poco, los vecinos exigen más; si multan mucho, se les pide menos severidad.

"Es un constante tira y afloja. No se soluciona todo multando y la grúa no es la solución a todos los problemas de aparcamiento", cree el portavoz del CSI-CSIF, el sindicato mayoritario del 092, Manuel Aceña. "Cuando hace años la grúa retiraba muchos coches, siguió habiendo mal estacionamiento, y esa medida se había cuestionado mucho por su necesidad, su oportunismo y su uso excesivo. Yo particularmente creo que más denuncias y sanciones no es la solución. Los policías ayudamos a controlar y a mejorar la circulación. La grúa es un recurso puntual que se debe utilizar cuando haya una obstaculización seria de la circulación".

La doble fila tan habitual en calles de la ciudad, más en los barrios que en el centro, es difícil de combatir, según Aceña, si los recursos humanos no son suficientes. Y la Policía Local, con 355 agentes de acuerdo con la memoria del año 2017, precisa de más efectivos para atender o reforzar funciones. "La doble fila solo se podría solucionar si tienes a un policía en cada calle, y hoy no hay capacidad para ello", concluye el portavoz sindical. La plantilla tiene entre 60 y 90 vacantes, explica, aunque cree que sería necesario modificar la relación de puestos de trabajo y disponer de unos 120 agentes nuevos en total al menos para reforzar "de forma regular" la presencia policial y los servicios a pie de calle, "más frecuentes" hace dos y tres décadas.

Aceña atribuye los conflictos causados por el estacionamiento incorrecto a una "cuestión de fondo" que no ha tenido respuesta con las medidas adecuadas. "La movilidad no funciona respecto a las necesidades que tiene la ciudad. Hoy se han suprimido aparcamientos pero no se reduce el número de vehículos, o se ha ampliado el ancho de las aceras limitando por tanto el espacio de las plazas. Pongo el ejemplo de Monte Alto, un barrio desbordado, sin necesidades de movilidad organizadas y en el que no se han buscado alternativas donde aparcar los coches. Si se denunciase todo mal estacionamiento y se respondiera con denuncias, tendríamos un problema político por acribillar a un barrio", explica el portavoz del CSI-CSIF, partidario de poner en marcha más campañas de concienciación dirigidas a los ciudadanos.

"Un problema de civismo"

Al vecino mira también el conductor de autobús por incidencias relacionadas con el estacionamiento que dificultan su servicio. El presidente en funciones del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, Alberto Couselo, advierte un "problema de educación y civismo" en la ocupación de las paradas del bus urbano por parte de vehículos, una incidencia que supone complicaciones en las maniobras de conducción y suele causar trastornos en los usuarios que tienen limitaciones en su movilidad. "Se ha convertido en una costumbre, lo que hace que los conductores no sean conscientes de su irregularidad", considera Couselo.

El 092, según datos del Concello, retiró el año pasado 21 vehículos estacionados en una parada del bus y cursó 522 denuncias, tantas, señala Couselo, como las que se deberían notificar en un par de días.