El comité de empresa de la Compañía de Tranvías trasladó hace dos años y medio al área municipal de Mobilidade una relación de las calles y zonas más conflictivas para realizar su servicio, una veintena, así como otra con las paradas del bus urbano, casi 60 de un total de 466 (el 12,8%), que entrañan más dificultades tanto para los conductores como para los usuarios. Fuentes de Tranvías señalan que el Concello subsanó algunas deficiencias desde entonces, pero en un número bajo.

Los conductores lo pasan mal, por la presencia de coches en doble fila o mal aparcados, en Pla y Cancela, Capitán Juan Varela, Nicaragua, Juan Flórez, Rubine, Fernando Macías, plaza de Monforte, la cuesta de A Palloza hacia Primo de Rivera, Ramón y Cajal, Federico Tapia, San Juan y junto al centro de especialidades de O Ventorrillo. Además, con incidencias puntuales, en tramos de la avenida de Gran Canaria, la ronda de Nelle (entre Villa de Negreira y avenida Finisterre), avenida de Oza (entre ronda de Outeiro y la glorieta de Os Castros), el cruce de San Andrés con Santa Catalina, la glorieta del Pavo Real y el aparcamiento del Hospital de Oza, con el espacio de la parada del bus permanentemente ocupado por vehículos que no pueden hacerlo.

Y hay paradas en distintas zonas de la ciudad en las que los conductores lidian con el insuficiente espacio del que disponen para que el bus se aproxime a los apeaderos a dejar o a recoger viajeros, o tienen que maniobrar con dificultad para sortear vehículos aparcados, contenedores cercanos, postes o señales, ramas largas de los árboles, marquesinas que limitan la visibilidad o zonas de carga y descarga poco antes o poco después de la plataforma de usuarios. Los trabajadores apuntaban hace dos años que también entrañaba peligrosidad la colocación de pasos de peatones delante e incluso en medio de las paradas del bus, lo que aumentaba la posibilidad de atropellos debido a la escasa visibilidad para maniobrar.