El hombre detenido el pasado lunes, en una operación de la Policía Nacional y de la Guardia Civil, como presunto responsable de cinco robos con violencia en oficinas bancarias de A Coruña y Miño, se hizo con un botín de aproximadamente 26.900 euros en los asaltos, según informó ayer el 091.

Al hombre se le imputan cinco atracos, el primero de ellos, el 8 de junio de 2018, en una oficina de bancaria de la calle Betanzos, en A Coruña. El autor acudió a la sucursal a media mañana, "ocultando su rostro con una visera y unas gafas, y esgrimiendo un arma de fuego exigió a los empleados de la entidad que le entregaran el dinero, logrando sustraer una cantidad cercana a los 9.000 euros", relatan las fuentes policiales, que añaden que una vez conseguido el dinero, huyó del banco.

El segundo asalto fue el 21 de septiembre, en el polígono de A Grela. Allí amenazó a los empleados con una pistola y consiguió llevarse 6.000 euros.

El 17 de diciembre, supuestamente el mismo hombre atracó una oficina bancaria de la calle Juan Flórez, donde intimidó a los empleados con una pistola y se apoderó de 6.900 euros. Volvió a actuar al mes siguiente, aunque, esta vez, en Miño. Para entonces, se llevó 4.000 euros.

El último asalto se produjo el pasado lunes, 12 de febrero, en la calle San Mateo. Entró en la oficina, encañonó a la encargada de la sucursal, le pidió 3.000 euros aunque se fue en cuanto le entregaron mil. Fuentes policiales indicaron a este diario que el ladrón le dijo a las trabajadoras que estuviesen tranquilas porque no les iba a hacer nada.

El hombre, al que la policía ya le seguía la pista, fue detenido tan solo unas horas después de haber cometido el último golpe. Los agentes registraron la vivienda del detenido, de 40 años y de nacionalidad húngara, en ella encontraron algunas prendas de ropa y efectos utilizados en los robos.

Tras su ingreso en el calabozo de Lonzas, el hombre agredió a un policía para intentar huir. Le pidió una manta limpia y, cuando se la entregó, el arrestado intentó asfixiar al agente con ella. Tras el ataque, el arrestado consiguió salir de la celda e, incluso, llegar a los vestuarios de los agentes, donde abrió alguna de las taquillas para cambiarse de ropa, aunque fue detenido antes de que consiguiese salir de las dependencias policiales.