Las II Xornadas de Mocidade e Participación Xuvenil, organizadas por el Concello, contaron ayer en el Ágora con la presencia de Pep Montes, periodista, consultor y gestor cultural experto en juventud, quien reflexionó sobre los retos de las administraciones en el ámbito de las políticas específicamente dirigidas a los jóvenes. Montes, que aplaude iniciativas locales como Nocturnia y Naves de Metrosidero, apuesta por un trabajo profesionalizado más próximo a la juventud.

- ¿Cómo deben interactuar hoy los jóvenes con las instituciones para que haya políticas en su beneficio?

-Las políticas de juventud se basan en el trabajo de proximidad, para el que hay que ofrecer una dotación de profesionales relevante. Pero eso es precisamente de lo que, por tradición, carecen estas políticas, que tienen recursos justos. Se necesitan profesionales especializados en trabajar con los jóvenes y que además lo hagan sobre el territorio, no solo en equipamientos sino recorriendo plazas, calles, centros educativos. Se trata de tejer un espacio de relación estable y emocional que genere vínculo y confianza. Si no se consigue esto como base, las políticas de juventud no tendrán un mínimo éxito.

- ¿Hay déficit de esta base?

-Ese déficit es general, lo veo en A Coruña, en Barcelona y en toda España. Pero por suerte hay dinámicas que tratan de cambiarlo. Se está viendo en A Coruña mismo, con servicios que atienden directamente la necesidad expresada por los jóvenes con un trabajo que se fundamenta no tanto en hacer muchas cosas desde el Concello como en facilitar que los jóvenes las hagan, darles sobre todo acompañamiento, decirles cómo son los procesos de organización de actividades y estructuración de servicios. Yo esto lo he visto en A Coruña.

- ¿Se tiene que dar una relación recíproca entre jóvenes e instituciones, ambos dando y recibiendo a través de una red?

-Creo que el reto más importante es trabajar con el asociacionismo no formal, los colectivos de jóvenes con intereses comunes no constituidos formalmente, ya sean artísticos, educativos o de ocio, sobre todo porque nuestra administración no prevé fórmulas ágiles ni fáciles para establecer estas relaciones. En estos ámbitos no formales los jóvenes aportan, son generosos: si ellos perciben que se está con ellos y se les facilita la posibilidad de desarrollar proyectos, el retorno está garantizado. Un ejemplo en A Coruña es la programación de ocio Nocturnia, que no depende directamente del Concello, sino de colectivos que generan pequeñas actividades que de forma agrupada constituyen una programación potente.

- ¿Conoce Naves de Metrosidero, un espacio para la juventud?

-No lo conozco de primera mano, pero por lo que sé es una propuesta bien recibida. Los jóvenes más próximos a la adolescencia requieren de espacios libres con capacidad para decidir y para generar dinámicas; los que son más mayores tienen más recursos y autonomía para desarrollarse.

- Nos hemos familiarizado con conceptos como "pensamiento colectivo" o "trabajo comunitario". ¿Los jóvenes son conscientes de que deben ponerse en práctica?

-Es un discurso más político que práctico. Los jóvenes no habla de trabajo comunitario, pero se encuentran en la plaza con los amigos, planean algo y organizan una iniciativa. Eso es socializar. Es más importante que las administraciones, con más recursos, desarrollen ese discurso teórico, le den salida.

- ¿Qué visión tienen los jóvenes de las instituciones en un entorno, el actual, tan dominado por la crispación política?

-El joven rechaza casi por inercia la relación con la administración, por eso es tan importante la figura del profesional que trabaja la proximidad y rompe ese rechazo para generar confianza. Ese profesional tiene que facilitar la visión de un discurso público en el que no primen la bronca y el enfrentamiento sino el diálogo y la cooperación. Por eso pienso que una política de juventud bien desarrollada debe ser estratégica en cualquier administración local para la construcción de la comunidad, y es una pena que esto se haga tan poco.

- ¿Qué preocupa más a los jóvenes de hoy?

-En términos generales, sobre todo en mayores de 20 años, preocupa todo lo que concierne a la emancipación. Es creciente la angustia por la búsqueda de empleo en jóvenes con preparación, y también de vivienda. Los jóvenes con una edad más próxima a la adolescencia necesitan sentirse atendidos, tener cerca recursos inmediatos. Si el municipio no crea esos recursos, lo que hay es una sensación de desamparo.