Lejos de complacencias y de retratos dulcificados. Así ha querido escribir Xosé Miguel Alonso Boó su biografía Suso Vaamonde, voz de trebón, la primera autorizada del músico, que presentaba la pasada tarde en el CGAI. El libro, que recoge la trayectoria del artista desde la infancia hasta su paso por Voces Ceibes y el exilio al que le llevó su actuación en el 79, reivindica la importancia de Vaamonde para la poesía gallega, que impulsó musicando a 76 autores como Ferrín, Neira Vilas y Cunqueiro.

- Tenía una cuenta pendiente con Vaamonde?

-Sí, la tenía con su memoria, porque le prometí que escribiría su biografía. Claro que ni él ni yo nos imaginábamos que iba a morir tan pronto. Desde que falleció han pasado 19 años, pero al principio no fui capaz emocionalmente de procesar ese material. Entre eso, y el miedo a defraudar a unos y a otros, lo fui dejando, hasta que dije: "A quien no tengo que defraudar es a Suso".

-¿Estaría satisfecho con lo que escribió de él?

-Absolutamente. He hecho un libro que estoy seguro que no le defraudaría, porque lo retrato como lo que era, un hombre con sus luces y sus sombras, y con las cosas que él tenía tanto interés en contar: lo mal que lo pasó y lo mal que lo trataron.

-Dice que se quedó solo.

-Él fue abandonado por los suyos, que es lo peor que le puede pasar a alguien. Cuando digo eso me refiero a partidos políticos, porque él era nacionalista y comunista, pero no estaba afiliado a ningún partido político. Y no hay cosa peor que ser independiente, por lo que se ve.

-¿Cuándo le faltó ese apoyo?

-A partir de que fue condenado a seis años. Incluso, en el caso de Voces Ceibes, a partir de un incidente que hubo en Guimarães, en el que culparon a Suso de haber acusado a Benedicto de ser un confidente de la policía política portuguesa. No se ha demostrado que fuera así, pero durante un montón de tiempo sus excompañeros le hicieron el vacío.

-Con esa convicción ideológica que tenía, sorprende esa falta de militancia a la que se refería antes, ¿le explicó el por qué?

-Él siempre dijo que nunca se afiliaría a ningún partido porque las obediencias a él, que era el único hombre ceibe que había realmente en Voces Ceibes, no le iban. Porque era muy crítico, incluso con los suyos. Sufrió todo tipo de boicots por no seguir la obediencia directa de lo que marcaba el partido.

-También pagó las facturas de una democracia todavía muy frágil, ¿fue inconsciencia aquel concierto que le condenó?

-Sí, él dijo que fue un arrebato. Pero, aunque no lo fuera, también es importante decir que él no llegó a pronunciar la frase por la que se le sentenció. Pero igualmente lo condenaron a seis años basándose en una situación democrática con déficits que hoy en día no existen.

-El músico Valtonyc, huido a Bélgica, le dedicó uno de sus temas. ¿Ve similitudes?

-No tiene nada que ver. Valtonyc está en una democracia con todas las de la ley, y tendrá que responder por lo dice, que además no asemeja a lo que decía Vaamonde. Es un señor que habla de matar, alegrarse de la muerte de alguien, o ponerle bombas. No tiene nada que ver.

-Sí tiene que ver el exilio. Imagino que para Vaamonde fueron los años más duros?

-Lo fueron, porque estaba lejos de la familia, no tenía un trabajo?

-¿Confiaba en que las cosas hubieran cambiado lo suficiente a su regreso, 4 años después?

-No es que confiara, es que acordó volver a España y entregarse a través de un senador que había sido compañero suyo en Voces Ceibes. Se entregó en Ourense, y allí estuvo 43 días hasta el indulto.

-Y, a pesar de todo, no abandonó su vena reivindicativa. Continuó.

-Claro que siguió. Siguió siendo el mismo rebelde que era hasta que la sociedad cambió. Actualmente no hay el mismo caldo de cultivo, el nivel de libertades de hoy en día no tiene nada que ver con el que había en los años 70 y 80.

-¿Y cómo mediría la contribución de Vaamonde al panorama artístico de Galicia?

-Yo estoy pidiendo que se le dedique el Día das Letras Galegas, porque ha popularizado a nuestros mejores poetas. En total, ha musicado a 76. La poesía se lee poco, pero en el momento en el que se le pone música, miles de personas empiezan a conocerla. Y eso es lo que hizo Suso Vaamonde.