El programa de deshabituación tabáquica para estudiantes de la Universidade da Coruña (UDC) arrancará en el Centro Universitario de Riazor (CUR) hoy, a las 17.30 horas. Una ayuda que ofrece la propia institución académica a través de Cruz Roja Juventud a aquellos alumnos que pretendan abandonar un hábito que suelen traer del instituto. Sin cifras específicas de los campus coruñeses, los responsables de la iniciativa consideran que el dato será similar a los de estudios realizados a nivel estatal, que lo marcan en el 25% de los matriculados. Así, alrededor de 4.000 alumnos podrían servirse de los consejos que se darán en estas sesiones grupales que se extenderán los primeros y últimos miércoles de mes hasta mayo y con entrada libre.

La técnico de Cruz Roja Juventud Alba Burundarena explica que lo que se pretende es que los asistentes experimenten "pequeños cambios", pero siempre sin llegar a tener síndrome de abstinencia. Algunas de las recomendaciones, comenta, será detectar los cigarrillos que producen "más placer" para intentar reducir los que sean "más automáticos" o cambiar la compra a marcas que tengan menos nicotina. La responsable del programa apunta que se informará de los recursos existentes en caso de que alguno de los estudiantes quiera continuar el proceso de deshabituación y precise de tratamiento farmacológico.

Las sesiones serán grupales, buscando la motivación y el intercambio de experiencias pero podrán solicitar asesoramiento personalizado. El perfil tipo de fumador universitario, detalla, es hombre o mujer, sin distinción marcada, que comienza en el instituto. "Tienen muy asumido que calma cualquier tipo de estrés, el de los cambios en su vida, como llegar a la universidad, o el de los exámenes", expone. Mejorar la salud actual y evitar enfermedades futuras es la clave de este programa, que surge del punto de información de Cruz Roja sobre este y otros hábitos, como el alcohol, en el CUR desde inicio de curso. Ambas iniciativas, dentro del servicio UDC Saudable, que nació a finales del año 2014.

Su director, Sergio Santos, explica que el objetivo es fomentar cualquier experiencia de "promoción de la salud" entre alumnos y profesores y enumera iniciativas de alimentación, deporte y, ahora, de abandono de hábitos nocivos. "Se nota que sigue habiendo uso y abuso del tabaco", explica, apuntando que hay algunos informes que afirman que las mujeres ya fuman más que los hombres. "Estamos empezando a abordarlo", asegura Santos, que destaca que desde el servicio que lidera recogen muchas consultas sobre "autoestima, tristeza o depresión". Y es que el bienestar psicosocial, apostilla, también está dentro de los asuntos que trata UDC Saudable, buscando "el autocuidado de las personas con perspectiva colectiva". Y así es cómo se plantea este nuevo programa. Dejar de fumar de manera individual, con pequeños pasos, para mejorar, en conjunto, la salud presente y futura de la comunidad universitaria.

Iván Juanatey - Estudiante de segundo de Educación Infantil en la UDC y fumador

"Últimamente me planteo bastante dejar de fumar porque me supone gastar mucho dinero"

La historia de Iván Juanatey y su relación con el tabaco tiene un punto de inicio pero no un punto y final. Pero la ruptura parece estar cerca. Este estudiante de segundo curso del grado de Educación Infantil de la Universidade da Coruña comenzó a fumar en el instituto. No recuerda exactamente en qué año, aunque calcula que sería cuando cursaba tercero de la ESO, es decir, cuando tenía alrededor de 14 años. "Mis amigos me dieron a probar y acabé como ellos, enganchado", reconoce. Desde entonces es fumador habitual aunque durante estos últimos cinco años ha intentado dejarlo "varias veces". Eso sí, sin éxito. El máximo tiempo que se ha desvinculado del hábito ha sido por un mes, pero apunta, con tono convencido, que es posible que en breve lo deje definitivamente. O por lo menos, lo intente. "Últimamente me lo planteo bastante porque supone gastar mucho dinero", admite el futuro profesor, cuya primera razón para deshabituarse no pasa por el daño que hace a su salud las sustancias nocivas que contienen los cigarrillos. Cuando no está en la Facultad de Ciencias de la Educación, Juanatey trabaja como repartidor de comida a domicilio y ha sido desde que gana un salario que se ha dado cuenta de lo que supone comprar cajetillas que rondan los cinco euros. "Ahora lo noto más porque lo pago con el dinero que gano", apunta el estudiante.