"Dicen que es el mejor piano de España", cuenta de él María Keilin, la profesora que lo fue a buscar a Hamburgo, tras la reforma del teatro Colón, en 2006. Sus teclas blancas y negras las han tocado decenas de artistas, las últimas manos, las del pianista inglés James Rhodes, que declaró en redes sociales que el de este sábado en A Coruña había sido uno de sus conciertos más felices. Cuenta Keilin que, cuando fue a la fábrica de Steinway, pensaba que cualquiera de los seis pianos que le pusiesen delante valdría para ser el instrumento del renacido teatro, pero, al final, estuvo tres horas tocando diferentes piezas hasta que dio con el sonido que buscaba.

Costó unos 120.000 euros que pagó la Diputación y, en casi quince años, lo han tocado decenas de manos, encima y debajo del escenario, en la que es su "casita", un espacio en el teatro para mantenerlo siempre en condiciones óptimas de humedad y temperatura. Keilin, que es profesora de música en el Conservatorio de danza y pianista acompañante, dice que le gusta pensar que hizo "algo bien" al elegir este piano de gran cola para el Colón, y que su decisión ha revertido en la ciudad porque puede escuchar los armónicos que a ella la convencieron en Hamburgo.

"Contestaba mucho cuando lo tocaba", dice, sentada ya en el patio de butacas, mientras el piano espera su puesta a punto para el siguiente concierto. Desde que llegó lo ha afinado siempre el mismo profesional, Tigran Poghosyan. "Los pianos no son como los violines, que cuanto más años pasan, mejor suenan. Los pianos son muy sensibles y tienen unas clavijas que se aprietan para afinar y, con el paso de los años, pueden ya no apretarse más, pero este piano es muy bueno y lo tratan muy bien, así que, seguro que dura muchos años", sonríe. Desde su reapertura en 2018, después de que el Concello asumiese la gestión del teatro, lo han tocado Rhodes y Wim Mertens. Antes, lo hicieron otros como Sergei Yerokhin o Ivo Pogorelich.

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El piano del Teatro Colón de A Coruña, una joya de todos

"Este piano es de gran cola, es el modelo más grande que existe", comenta Keilin, que va "de vez en cuando" a tocarlo. Algún día, asegura, le gustaría volver a hacerlo en el escenario, "con algún concierto benéfico o algo así", dice. Y es que, con su marido y sus dos hijos tiene la formación Keilin Ensemble.