Las aguas de punta Langosteira son desde mediados de 2015 el laboratorio marítimo en el que distintas empresas y entidades investigadoras realizan ensayos que tienen como objeto la obtención de energía a partir del oleaje. El proyecto, denominado EnergyMare, implica a un consorcio con once socios de Galicia, Portugal, Francia, Reino Unido e Irlanda y está coordinado por el Instituto Enerxético de Galicia (Inega), que ha presentado a Demarcación de Costas una solicitud para prorrogar el permiso de cuatro años, que termina en abril, para seguir ocupando la zona ante la previsión de "nuevos proyectos a corto y medio plazo".

La falta de consenso sobre cuáles son las tecnologías óptimas para el aprovechamiento de las energías marinas según los dispositivos utilizados desde 2015 en un dominio público marítimo de 2,6 kilómetros cuadrados motiva esta solicitud, según recoge la memoria justificativa de la prórroga de la concesión. Fuentes del Gobierno gallego consultadas no detallan la duración de la misma ni la naturaleza de los futuros proyectos.

Hace cuatro años el Inega apuntaba que las características de las olas, los fondeos y la propia zona, frente al puerto exterior, determinarían cuál sería el diseño más adecuado de los dispositivos que producen la energía. Las aguas de Langosteira, señalaba el órgano autonómico, son el lugar óptimo para llevar a cabo este proyecto, entre otras razones por la proximidad de empresas a las que dirigir la electricidad generada.

La puesta en servicio del área de ensayo incluyó un balizamiento perimetral provisional en la zona, cuyo mantenimiento fue difícil de realizar por "las condiciones de extrema exposición que se dan en punta Langosteira". Esta situación provocó un cambio de señalización a través de un balizamiento virtual implantado en enero de este año.

El área de experimentación está a disposición de empresas y centros tecnológicos o de investigación para la instalación de captadores de energías del mar. A mediados del año pasado se instaló en estas mismas aguas un prototipo de boya promovido por un consorcio de seis empresas e instituciones gallegas, a cuyo frente está la firma Quantum Innovative, para aprovechar su potencial energético a partir del movimiento de las olas. El artefacto, de once toneladas de peso y 17,5 metros de longitud, bautizado como Gelula, permanecerá en la zona este año.