La prohibición de las aglomeraciones nocturnas de jóvenes para beber en determinados lugares de la ciudad por las molestias causadas a los vecinos hizo que hace diez años esta práctica se trasladase a los jardines de Méndez Núñez. La histórica zona verde se halla aislada con relación a los edificios residenciales, lo que favoreció que allí se tolerase el botellón, que aun continúa a día de hoy.

Pero si en este nuevo emplazamiento no se molestaba a quienes pretendían descansar de noche, si se generaba una gran acumulación de basura y se producían daños en las especies vegetales, algunas de ellas de gran interés botánico, existentes en el parque. Así lo denunciaban los vecinos más próximos a Méndez Núñez en marzo de 2009, que expresaban su queja por el estado en que quedaban los jardines a la mañana siguiente del botellón.

En el terreno municipal no había consenso sobre la decisión a tomar, ya que la entonces concejal de Juventud, la nacionalista Ermitas Valencia, calificaba de "idóneos" los jardines como escenario para el botellón y rechazaba que su posible calificación como Bien de Interés Cultural implicase la prohibición de esa práctica. Por el Partido Popular, Carlos Negreira defendía la búsqueda del consenso pero alertaba de que el botellón favorece el consumo de alcohol entre los jóvenes.