Las alarmas que con frecuencia en los últimos años hace sonar el sector local del comercio de proximidad sobre la desaparición de negocios y pérdida de empleos tienen cifras: hoy hay en la ciudad 801 locales comerciales abiertos menos que hace diez años. De 3.347 en 2008 se ha pasado a 2.546 en 2017, casi un 24% menos. Este es uno de los datos que subrayan la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) de Galicia y la Federación Unión de Comercios Coruñesa (FUCC) en un informe elaborado a partir de las estadísticas del Instituto Galego de Estatística relativas al sector en la ciudad y la comunidad. Urge un plan de choque, concluyen los comerciantes, que aseguran que son los peores datos desde 1960.

Los números corresponden al comercio al por menor de la ciudad salvo aquellos negocios especializados en vehículos de motor y motocicletas, el sector en el que la caída es más acusada. Si se tiene en consideración el conjunto de empresas registradas, A Coruña ha perdido un total de 1.295 en el mismo periodo, lo que supone un descenso del 5,6%.

¿Qué explica, año tras año, el debilitamiento del pequeño comercio de la ciudad? Los autónomos, algo más de 15.200 en la ciudad a finales de 2018 „la mayoría en la actividad comercial al por menor„, no apuntan a un solo motivo, coinciden varios: el auge de las compras a través de internet, la proliferación de grandes o medianas superficies comerciales en la última década, nuevos hábitos de consumo, cambios en la población como el aumento de los mayores de 65 años y, con un enfoque autocrítico, la falta de adaptación de los pequeños establecimientos a las nuevas tecnologías, resaltan ATA y FUCC en el informe.

La preocupación por el mantenimiento de la actividad es constante en el sector en los últimos años, teniendo en cuenta que los servicios representan el porcentaje más alto de afiliación a la Seguridad Social, del 86%. La edad de los autónomos influye en esta dinámica, ya que han crecido un 14% los afiliados de más de 60 años, que son los que más dificultades tienen para adaptarse a las nuevas dinámicas del comercio, y se han reducido los menores de 35 años, lo que aboca a los comercios tradicionales a vivir con el temor continuo de tener que colgar el cartel de "se vende" en sus escaparates. "Desolador deterioro", concluye el informe para referirse a este sector tradicional.