Marisa Paredes siempre supo que quería ser actriz. Lo sabía de niña, cuando espiaba con ojos hambrientos la actividad en los teatros que rodeaban su casa, y lo confirmó en la juventud, cuando directores como Fernán-Gómez y Fernando Trueba confiaron en ella para rodar sus trabajos. En algunos, como los de Almodóvar, se convirtió en musa, y fue su "chica" a lo largo de seis películas, como La flor de mi secreto. Del filme habló ayer la artista en el Centro Galego de Artes da Imaxe junto a su pareja y exdirector de la Filmoteca Española Chema Prado, al que el CGAI dedica el ciclo Vai e Vem.

Cuando se mira en películas como La flor de mi secreto

Sinceramente no. Hombre, me veo mayor, lógicamente [se ríe]. Pero ocurre una cosa curiosa. Cuando uno estrena una película la ve con ojos muy críticos, pero luego, la mira de otra manera. Ahora La flor de mi secreto es mi película favorita de las que he hecho con Pedro [Almodóvar].

Dice que es muy exigente, ¿le llegó a abrumar el trabajar con él en aquel primer rodaje de Entre tinieblas

Sí, claro, porque Pedro controla todo muchísimo. Su película fue maravillosa de hacer, pero yo era de las que preguntaba mucho, era la más pesada. Y llegó un momento, me acuerdo, en el que me dijo: "Preguntas demasiado. Haz lo que te digo y punto".

Pero tenía 37 años. Ya no era una novata?

Eso no quiere decir nada. La experiencia es un grado más, pero también una exigencia más. En aquella edad, Almodóvar todavía no era el reconocido director de hoy, pero era especial. Las cosas que pedía me parecían difíciles, a veces no sabía por dónde llegar.

¿Ahora se exige más?

Sí. Lo que ocurre es que también sé mejor qué es lo que falla y por dónde. A veces, llegas a una escena sin dormir, pero ¡puf!, sale como si nada. ¿Qué ha pasado? Que pensar sobre las cosas ayuda, y te aclara, aunque no lo creas.

¿Qué escena la ha dejado más sin dormir?

Muchas. Con Pedro más, porque siempre se trata de la cuadratura del círculo. Por ejemplo, en La flor de mi secreto, cuando Imanol [Arias] se va y me quedo en ese estado de fracaso absoluto. Recuerdo que Pedro me decía: "Más dolor". Y terminé la escena destrozada. Hicimos 13 tomas, y se quedó con la primera.

Con Almodóvar se consolidó en el cine, pero antes fue actriz de reparto mucho tiempo

Yo tuve un gran éxito desde el principio. A partir de que hice televisión, fui la actriz favorita de los directores del teatro. Pero es verdad que el cine se me resistía. ¿Por qué? No lo sé, pero yo estaba desesperada. Al final, sin embargo, he hecho de todo en este oficio, y eso me ha hecho ser quien soy.

Antes de eso iba a escondidas a clases de arte dramático

Claro. Me matriculé a escondidas en la Escuela Superior de Arte Dramático. Pero era y soy tan orgullosa, que fui, oí a los profesores y dije: "Esto es muy antiguo, yo lo sé hacer mejor". Toqué la escuela solo unos meses, pero la de cine no, porque no pude llegar al bachillerato al ser hija de obreros. Pero todo lo demás lo he aprendido en escena. El teatro me ha hecho conocer un mundo mágico que no existe en la vida cotidiana.