Un núcleo rural que tiende a desaparecer o aislarse todavía tiene una salida para asegurar su futuro. Así lo entienden los arquitectos Guillermo Pomar y Álvaro Gatica, cuyos proyectos de fin de carrera se centran en Elviña y su integración al entorno. Ambos han sido escogidos como finalistas en los Premios del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG).

Los dos arquitectos coinciden en que lo rural y las nuevas infraestructuras tienen que unirse para crear un mismo ámbito, y no dos separados. "Hay que crear una conexión, una relación sólida", apunta Pomar, cuyo proyecto plantea la construcción de viviendas para investigadores en San Vicente del Elviña. Bajo el título T radición y relación social en el interior del núcleo rural gallego, Guillermo pretende "recuperar un espacio que ahora es caótico" para crear estas viviendas y, a su vez, un espacio público "de convivencia" entre miembros de la Universidade da Coruña (UDC) y vecinos de Elviña.

El trabajo de Álvaro Gatica presenta un centro de estudios de posgrados para la UDC en el castro de Elviña. La idea nació como "un equipamiento de apoyo para la Universidad pero también un lugar de reunión con los vecinos del centro". El arquitecto explica que se centró "en los problemas de la zona, que cuenta con varios edificio altos, para dar con una instalación adecuada". Así decidió plantear un centro de estudios en el que, además de aulas para alumnos y docentes, habría "espacio para los vecinos". "La intención es crear ese punto para que se relacione la gente del pueblo, los estudiantes y los docentes de la UDC. Como un centro cultural en el que habrá salón de actos para reuniones y biblioteca", detalla.

Según el proyecto de Gatica, además, los alumnos universitarios tendrían a su disposición "aulas que se pueden utilizar de manera individual pero que también cuentan con mecanismos para que los usuarios cambien su interior según sus actividades".

Un centro de estudios que estaría ubicado en "un taller que ahora se encuentra en ruinas". Guillermo Pomar también opta por la rehabilitación. En su caso son viviendas situadas "en el eje que existe junto a la iglesia", lo que permitiría dar "más vida a la zona". "Quise coger ese eje porque es el que más valor tiene y en que no se ha intervenido. Quise darle fuerza y que se conecte hasta la Universidad", explica.

Este grupo de viviendas estaría dedicado a investigadores becados por la UDC, que formarían "una nueva comunidad" y contarían con "zonas de trabajo colectivo".

Entre los problemas que detectó Pomar a la hora de realizar su proyecto destacan "las dificultades que tienen las personas mayores en la zona". "Por ejemplo, no pueden ir al supermercado andando", detalla, y añade que se trata de "una zona súper aislada en la que no vive mucha gente". Asegura que hay sobre todo viviendas "para fin de semana y vacaciones", por lo que la construcción de las casas para investigadores darían un nuevo aire al entorno.

Lo mismo que provocaría el centro de estudios de posgrado al castro de Elviña. "Esta zona tuvo una transformación muy grande en muy poco tiempo. Creo que hay que adaptarse al entorno sin necesidad de modificarlo. Para eso es fundamental mantener la escala de viviendas", apunta.

Esta nueva vida para el núcleo, tanto en el proyecto de Pomar como en el de Gatica, le permitiría "formar parte del paisaje y del entorno". "No hay que centrarse en una función aislada sino que el sitio pudiese evolucionar de forma natural dentro del paisaje", comenta Álvaro, que aprovechando que "el castro está en una ladera", proyectó el edificio "para que desde él se viese todo lo que está pasando en la zona".

Guillermo Pomar asegura que la vida "en estos núcleos rurales es muy limitada", por lo que la creación de espacios es "clave" para darle un impulso. Sus viviendas para investigadores permitirían "mantener una relación con los vecinos para que puedan dialogar entre ellos". "Apenas hay bancos y parras, así como casas que no tienen relación con lo que le rodea, ni con la carretera ni con la biblioteca que hay cerca", analiza, y añade que la "importancia está en unirlo al entorno".

Una serie de pasos que ayudan a que el núcleo rural no caiga en el olvido y que sus vecinos cuenten con facilidades para sentirse parte de dicho entorno. "Con el centro de estudios quise crear un punto de unión entre todos ya que el castro no cuenta con un espacio público. Ahora, ahí, hay dos mundos diferentes", reitera Álvaro Gatica.

El arquitecto Guillermo Pomar advierte que la zona sobre la que trabajan "según el plan urbanístico, estará rodeada de torres e infraestructuras enormes". "Creo que al ser Bien de Interés Cultural, hay que protegerlo y unir esa transición con la Universidad", propone.

Dos proyectos, en definitiva, que han escogido Elviña para darle un impulso, un papel importante en su entorno y la posibilidad de seguir creciendo a pesar de las dificultades. Dos proyectos finalistas de los premios COAG, que tras recibir 155 propuestas ha elegido 42 obras fundamentales para la arquitectura en Galicia.