Hace seis años la ONG Ecos do Sur tenía su sede en un piso de 50 metros cuadrados en Os Mallos y contaba con diez trabajadores. A día de hoy estrena sede en la avenida de Finisterre, que a su vez es centro de inclusión, tiene 25 empleados y ha triplicado su presupuesto. "Es un año de crecimiento. Esto demuestra que algo hacemos bien", señala la portavoz de Ecos do Sur, Natalia Monje.

Con este paso de gigante, la ONG se plantea nuevos retos, por lo que está desarrollando líneas de trabajo centradas en formación, empleo y microemprendimiento. "Ahora mismo tenemos 33 proyectos en marcha y no descartamos llegar a final de año con 50", avanza. Son trabajos que fomentan "el acceso a los derechos esenciales, la ayuda para encontrar trabajo y la lucha contra el discurso del odio, sobre todo en redes sociales".

La nueva sede, que está ubicada en un bajo, cuenta con "más aulas" que permiten a la ONG "hacer más actividades formativas". Según apunta Natalia Monje, hay iniciativas enfocadas "a la economía circular y a la agricultura ecológica", lo que da pie a talleres de microemprendimiento. Uno de ello tiene como protagonistas a las mujeres víctimas de violencia de género, que aprenden a hacer kokedamas „plantas que crecen en una bola de musgo„ para "después comercializarlas". Además, Ecos do Sur cuenta con una huerta urbana frente a la Torre de Hércules y un espacio en San Diego para la realización de talleres. "Lo hacemos para trabajar con gente que tiene muy complicada la inclusión laboral", detalla.

El voluntariado y la sensibilización son también apartados importantes para esta ONG. "Estamos especializándonos en la lucha contra el discurso de odio y queremos intensificar esa formación", dice Natalia Monje, que avanza que habrá talleres relacionados con esta temática en la nueva sede, ya que hasta ahora "dependía de tener sitio en otros espacios o centros cívicos". Ecos do Sur tiene "muchas demandas de asociaciones y centros educativos" para participar en estas iniciativas, a las que también se unen las de igualdad. "Queremos avanzar en la igualdad de género en la vida y en el trabajo", declara.

Esta nueva etapa, en la que también se ha reforzado el área jurídica y la atención psicológica, ayuda a Ecos do Sur a "plantear actividades que antes no podían desarrollarse por falta de espacio o personal". Y, a pesar del crecimiento, Natalia Monje asegura que "hay momentos en los que parece que los locales no llegan".

Otra de las novedades que la ONG presenta para este 2019, con la ayuda de Xunta y Concello, es la organización de "actividades de ocio y deportivas para aquellas personas que por su situación económica no pueden acceder a ellas". "Queremos crear un espacio común", indica.

Son noticias positivas que hacen que Ecos do Sur quiera "seguir creciendo", aunque Natalia Monje señala un detalle que le gustaría que cambiase: "Necesitamos más socios". La ONG cuenta con más de 15.000 usuarios y 100 voluntarios, pero necesita "más ayuda de todos".