El plan para el castro de Elviña intentó arrancar ya en los noventa, el Gobierno de Francisco Vázquez llamó a la puerta de Madrid en varias ocasiones y de la Xunta otras tantas. Incluso en el primer Xacobeo, el Concello intentó que el Gobierno gallego financiase el proyecto para compensar a A Coruña por la inversión en Santiago. Tras varios portazos, el Concello asume que tendrá que hacerse cargo de las expropiaciones e intentar lograr la complicidad de Patrimonio. Lo consigue, al tiempo que se desbloquean el plan general y el plan especial de la Ciudad Vieja que se acabarían aprobando en 1998.

La Xunta decidió aportar dinero para excavar y para elaborar un plan director, que encargaron conjuntamente. Con esa aportación también se convoca el concurso para la Casa de la Historia, que se resuelve en 2003, y para la que Vázquez seguía pidiendo inversión al Gobierno gallego puesto que, hasta el momento, A Coruña había asumido "su oferta cultural en solitario", en referencia, por ejemplo, la red de museos y a la Sinfónica de Galicia. Poco tiempo después, el Gobierno municipal decide darle una vuelta al plan director, entre otras cuestiones, para evitar un museo de 10.000 metros cuadrados en medio del paisaje o por prever excavaciones de calado en granito.

El Concello reforma el plan, cambiando de sitio el museo, dejando a su lado el neocastro. Con esto, se modifican también las fases de expropiación y construcción. La primera, la del castro, estaba ejecutada o casi; la segunda, para el museo y el neocastro tenían ya financiación. Testigos de todo el proceso explican que el Concello esperaba desarrollar, como mucho, la tercera. La quinta, por ejemplo, se extendía en un terreno urbanizable y muy caro de expropiar. Las dejaron porque así lo marcaba el plan director pero sin muchas esperanzas de ejecución.

Con los terrenos ya adquiridos para ello, no se dejaba por imposible que el museo diseñado por Manuel Gallego Jorreto (la segunda fase) se hiciese realidad. Lo volvió a intentar Vázquez en enero de 2006, cuando era ministra de Cultura, Carmen Calvo, actual vicepresidenta del Gobierno. La llevaron de paseo al yacimiento y allí anunció que destinaría el 1% Cultural a la excavación. Nacía el proyecto Artabria. Realmente, el exalcalde quería que el Estado financiase el museo pero Calvo dijo que las arcas españolas no estaban para eso. Poco después, Vázquez se marcha al Vaticano y se va perdiendo el interés por la Casa de la Historia, que queda rematada con una crisis que se llevó por delante este tipo de edificios.