Hace casi diez años, Florian Vlashi, violinista de la Orquesta Sinfónica de Galicia y director del Grupo Instrumental Siglo XX, tocó dos violines que pertenecieron a Andrés Gaos, solo se conservan cuatro de los instrumentos que acompañaron al músico coruñés y él es la única persona que los ha tocado todos, tres de ellos, en público. Mañana se subirá al escenario con uno de ellos en Compostela, en un concierto junto al pianista Julio Mourenza. Está recién reparado, después de haber pasado años en el olvido y el Consello da Cultura Galega y la Universidade de Santiago eligieron a Vlashi para su reencuentro con el escenario.

Cuenta Vlashi que, cuando se vino a vivir a A Coruña, para formar parte de la Sinfónica aprendió el nombre de Andrés Gaos antes de saber quién era porque, para entonces, formaba parte de la dirección de su casa. El destino volvió a unirlos años después, cuando en 1999 grabó el primer disco con su obra para violín y piano y cuando, en el Circo de Artesanos, protagonizó el estreno mundial de su Jota Aragonesa. Lo hizo tocando dos de sus violines: el Gavatelli y el Moor. Ahora, sus caminos vuelven a cruzarse.

"Creo que es la primera vez que este instrumento suena en España y, probablemente, la primera vez que lo hace en público desde la muerte de Gaos.", explica Vlashi, ya que el violín estaba en Argentina, donde falleció el músico.

Lo hará en el escenario del Consello da Cultura Galega, pero lo ha hecho ya, lejos de los aplausos, en el Palacio de la Ópera, ya que Vlashi ha estado ensayando con él para la Sinfónica. Tras el concierto de mañana, tendrá que devolverlo, así que, exprime las horas que le quedan junto a esta pieza del siglo XVIII, que sus compañeros de orquesta también han querido probar. "Tocar el violín de Gaos dentro de la OSG me parece un hecho emocionante, simbólico. Un círculo que se cierra y todo cobra sentido", resume Vlashi, que espera volver a tener el instrumento entre sus manos en más ocasiones.

"Dicen que los violines guardan algo dentro del sonido y de la voz de las personas que los tocaron muchas veces", comenta Vlashi, que asegura que su sonido es sorprendente. "Parece que este violín tiene a los dos anteriores dentro, las cuerdas de abajo tienen un sonido muy profundo, como el violín Moor, son como muy de viola, es muy generoso y, sin embargo, las dos cuerdas de soprano suenan más como el Gavatelli, con una brillantez excelente. Es un violín que Gaos usó mucho justo por estas razones, porque se puede tocar todo tipo de repertorio. La verdad es que estaba muy dañado, la parte superior está mal, aunque el resto ha quedado perfecto, pero a mí me gusta porque los violines que sufrieron mucho tienen mucho que contar", explica Vlashi, que cree que, tras la muerte de Gaos, nadie se preocupó por tocarlo y por mantenerlo en forma para que no perdiese su sonido.

"Un violín, cuando no se toca, se muere poco a poco y este estaba en un estado lamentable cuando lo trajeron de Argentina", dice Vlashi, que tocará una de las piezas preferidas de Gaos, la romanza, y una de las más reconocidas, la Sonata para violín y piano. Del músico coruñés se conserva otro violín más, un Lechner, aunque, según explica Vlashi, había sido un regalo de un amigo y nunca formó parte de los violines con los que Andrés Gaos interpretaba sus piezas. "A mí me hace mucha ilusión tocar los violines de Gaos, dicen los profesores que el violín es la amplificación de la voz que cada uno de nosotros tiene dentro y que, del sonido que viene de nuestro cuerpo, queda algo en el instrumento. Esa es la razón por la que encuentro algo en común en los tres violines, es la nobleza de Gaos, algo de lo que ya hablaba toda la prensa de la época", reflexiona Vlashi, que agradece al Consello da Cultura Galega y a la Universidade da Coruña que hubiesen rescatado este violín y también que lo hubiesen puesto

en sus manos, no solo por su sonido sino también por su valor histórico.

Andrés Gaos nació en 1874 en A Coruña, enseguida destacó como violinista, estudió en Europa y en América y gran parte de su vida y de su obra la hizo en Argentina. Su última actuación en A Coruña fue en 1927.