Chelo Rodríguez, maestra jubilada en 2007, participa en dos grupos de teatro y en dos corales. Es pura organización. "Las mañanas las tengo libres, para ir al médico o hacer recados. Por las tardes salgo de casa a las cuatro y no regreso hasta las ocho o nueve", explica. A sus 76 años, que nadie le echa, dice, ha conseguido cumplir dos de sus ilusiones, aunque, con total humildad, reconoce cómo se le da cada una de ellas. "El canto era mi asignatura pendiente. Soy un poco mejor en teatro, pero me defiendo y es bueno apagar esa ilusión", señala.

Cuando trabajaba como profesora coordinaba las actividades artísticas y las funciones y, al ver pronta la jubilación, la falta de actividad le asustó. "Tenía la inquietud de quedarme en casa. No me hacía como ama de casa. Todos necesitamos nuestro espacio vital", defiende.

En el Espazo +60 hace teatro con 20 compañeros. Son tantos que les cuesta encontrar obras de teatro para que quedan tantos personajes. "Es una suerte que los mayores tengamos un abanico amplísimo de actividades en la ciudad", reconoce esta jubilada muy ocupada.