El 30 de marzo de hace diez años, el pequeño Diego Novo acudió al colegio Liceo La Paz, como cada día. En la clase de Educación Física, que se desarrolló en la piscina, el pequeño se ahogó y falleció. Fue un suceso que conmocionó a la ciudad, ya que, durante meses, la familia pidió justicia para el pequeño con carteles pegados en las paredes y marquesinas.

La sentencia, que salió en marzo de 2013, condenaba a dos empleados del centro y absuelvía a otras cinco personas. La monitora y el socorrista fueron los únicos condenados, con una pena de un año y medio de cárcel y la inhabilitación para ejercer su profesión durante seis años, por lo que ninguno de los dos entró en prisión. La sentencia entendía que habían desatendido sus funciones, al haber perdido de vista al niño, cuando salió para ir al baño.