Cruz tendrá una silla vacía en cada nueva sesión de su club de lectura, en el centro cívico del barrio de Os Rosales. Cruz es Mari Cruz Fachal Muíños, la mujer que apareció muerta en su piso, asfixiada por una almohada según reveló la autopsia, el lunes de la semana pasada, justo el día en que iba a ser desahuciada. La Policía Nacional busca todavía a su hija, quien presuntamente dejó escrita una nota en la que desvela que ayudó a morir a su madre.

Pocos vecinos conocían a Cruz y a su hija. Pero entre sus contactos estaban las compañeras del club de lectura, del que formaba parte desde hacía dos años. "Era una persona entrañable, alegre, respetada, y una lectora ávida", recuerda una de esas mujeres, Ana Boquete. Como ella, el grupo desconocía las dificultades por las que pasaba Cruz y no se explica cómo la presión ante el desahucio por el impago del alquiler derivó en tan dramático final. "No sabíamos que tenía problemas económicos y ella no daba muestras de debilidad. Tampoco se veía nada extraño con su hija, al contrario, se palpaba cariño", dice su compañera.

Las lectoras del centro cívico están "muy dolidas" con la noticia, sorprendidas por lo que descubre el amargo lado de la vida que cada uno se guarda para sí. Cada vez que se reúnan dejarán una silla vacía para recordar a Cruz.