Campo de concentración nazi de Mauthausen, a veinte kilómetros de Linz, en Austria. Segunda Guerra Mundial. De mediados de 1940 a 1945 llegan a sus barracones tandas de españoles en vagones de carga desde tierras francesas, refugio de los republicanos huidos tras la caída de Cataluña en los últimos meses de la Guerra Civil. Con la invasión de Francia, los alemanes capturan a quienes combaten en la Legión Extranjera o pertenecen a las Compañías de Trabajadores Extranjeros. Un breve paso por los campos de prisioneros de guerra, los stalags, les conduce a Mauthausen. La historia y la investigación sitúan allí a casi 10.000 deportados españoles, de los que murieron más de 5.000. Galicia: 106 víctimas entre 179 prisioneros; 21 eran de la ciudad de A Coruña, 12 no sobrevivieron y de uno se perdió la pista. Los fallecidos coruñeses serán homenajeados esta tarde en el Salón de Plenos del ayuntamiento, donde intervendrán familiares y representantes de al menos tres de aquellas víctimas: Martín Ferreiro Álvarez, José Albedro Villaverde y Julio González del Valle.

Cada uno tiene una historia que perdura en la memoria de su descendencia, unas con más hechos que otras, todas con vínculos comunes: la defensa de la República, la huida, los trabajos forzados hasta la extenuación en Mauthausen o en subcampos próximos, donde se dejaron la vida nueve millones de prisioneros.

España consideraba apátrida a aquella población huida, marcada con triángulos azules en la ropa que cada día se le hacía más grande. Y Alemania la empleó como mano de obra en las canteras de granito y en fábricas de armas y municiones. Los más débiles y los que no pudieron resistir la explotación más de un año no salieron de Mauthausen, recuerda Carmen García-Rodeja, de la Asociación pola Recuperación da Memoria Histórica, impulsora del homenaje de hoy a las 19.30 horas en el concello.

Manuel Ferreiro, nacido en la aldea pontevedresa de Val de Quireza en 1892, había sido concejal de Obras y teniente de alcalde con Ángel Senra y en los gobiernos de Suárez Ferrín. Adscrito al Partido Radical Socialista, escapó a Portugal tras el golpe de estado y llegó a Francia tras la derrota del bando republicano, desde donde escribía cartas a su familia haciéndose pasar por institutriz. Capturado en Estrasburgo en junio de 1940, fue deportado a Mauthausen y murió en el subcampo de Gusen en noviembre de 1941. Hoy su nieto José Luis leerá una carta imaginaria a su abuelo.

La familia de José Albedro recordará su historia en María Pita. Poco se conoce de su pasado. Nacido en el barrio de San Roque en 1907, aparece en las listas de reclutamiento del instituto de carabineros publicadas en la Gaceta de la República. De un stalag en Krems-Gneixendorf fue deportado a Mauthausen a finales de 1941 y falleció en el campo de concentración de Gusen poco más de un año después.

El cineasta Lázaro Louzao pondrá voz a la historia de Juan González del Valle, que el 26 de septiembre de 1941 era gaseado en el castillo austríaco de Hartheim. Había llegado a Mauthausen desde el campo de prisioneros francés de Angoulême. Atrás quedaba su vida docente en el Eusebio da Guarda y en Madrid, su producción literaria en prosa, verso y crítica y sus colaboraciones en revistas al servicio de la causa republicana antes de marchar a Barcelona en las milicias populares encabezadas por Antonio Machado.

Estos tres homenajeados coruñeses murieron en Mauthausen; ocho sobrevivieron; de muchos otros en Galicia nada más se supo.