A David Míguez siempre le gustó el cine. Se crio en Os Castros y bajaba al Avenida, al teatro Rosalía y al Colón a ver las obras que programaban, ya fuesen reposiciones de Disney o novedades, como ET o Indiana Jones. En el aeropuerto, a punto de coger el vuelo que le llevará, por unas horas de vuelta a casa, asegura que, cuando empezó a colaborar en la organización del festival Mundos Digitales, allá por el año 2002, pensaba que, algún día, volvería pero para dar una charla sobre su trabajo y no solo para sentarse a escuchar.

Lo hizo el pasado viernes junto a otros dos coruñeses, Lupe Fernández, que es senior lighting artist, y Rubén López, supervisor de efectos especiales. Los tres comparten proyecto, El parque mágico, la nueva película de de Paramount Pictures Animation. Míguez es rigging supervisor, algo así como el encargado de dar forma a los esqueletos de los personajes para conseguir que tengan un movimiento propio. El Parque Mágico llegará a los cines el 12 de abril, aunque los asistentes a la charla de ayer, en Afundación, dentro de la programación de Mundos Digitales pudieron conocer no solo su historia, sino también sus entrañas. Cuenta Míguez que las primeras pruebas para este filme las hicieron en Ilion en el verano de 2014, cuando estaban dando los últimos retoques a Mortadelo y Filemón. Paramount escogió al estudio español entre otros muchos y empezaron con la película en octubre Acabaron cuatro años después, en el verano de 2018. "El director quería que los escenarios y los entornos fuesen bastante realistas y que los personajes fuesen más estilizados", explica Míguez, que, cuando acabó el instituto, quiso estudiar algo de cine aunque, para entonces, no había nada relacionado con el séptimo arte en España. Se decantó por la Historia y, en 1995, cuando se estrenó Toy Story, la primera película de animación en tres dimensiones, pensó: "Yo quiero hacer esto".

Trailer de 'El parque mágico', la nueva película de Paramount Pictures Animation con talento coruñés

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Unos años después, en 1998, ya estaba Digra con El bosque animado en la ciudad, y la Universidade da Coruña impartía un máster en Creación y Comunicación Digital, que abría las puertas al cine de animación. En 2001, Míguez lo cursó. No fue el único, asegura que, en Ilion, la empresa en la que ahora trabaja, unas diez personas lo hicieron y otras tantas que ahora trabajan en Nueva Zelanda y América. "Ese máster nos sirvió a muchos para meternos en el mundo del 3 D desde A Coruña, que era algo impensable", relata Míguez, que lleva ya doce años en Madrid, desde que entró en Ilion para hacer Planet. Sigue gustándole el cine, aunque ahora sea él uno de los encargados de hacer realidad esa magia. "La primera vez que ves tu nombre en los créditos en una pantalla grande nunca la olvidas", describe.

Reconoce que, detrás de cada movimiento de la protagonista, de un vaso que se rompe o una bombilla que explota hay mucho trabajo y mucho afán de superación. "Cada pequeño detalle hay que hacerlo desde cero y cuando acabamos una película, queremos mejorar en la siguiente", y asegura que, cada proyecto "tiene nuevos retos". En su caso, El Parque mágico era un desafío constante: animales que hablan, que andan con dos patas, con cuatro, una niña que se comunica con ellos...

El Parque Mágico, la gran apuesta de Paramount Pictures Animation con talento coruñés

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¿Y no sería posible replicar en A Coruña la industria que hay en otros lugares? Míguez cree que sí, que su trabajo y el de sus compañeros se puede hacer en cualquier lugar, lo malo es conseguir proyectos, tener paciencia y confiar en que el trabajo no falte. "Hacer una película la hacen muchos, la clave está en enganchar un proyecto con otro. Nosotros ahora estamos con dos nuevas películas, las dos de Skydance, que es una productora americana que, hasta ahora, hacía imagen real, por ejemplo, las últimas de Misión Imposible", comenta. "Lo que hace falta es gente con muchas ganas, no solo artistas, que hay gente muy buena, sino gente de la parte de negocio que tenga fe y capacidad de invertir", explica Míguez, que bromea con que, "si hubiese un Amancio Ortega del cine", volverían encantados a casa muchos de los artistas gallegos que ahora no pueden ver el mar.