Sé que me repito, pero siempre hay algún lector que, o bien no recuerda conciertos anteriores de este mismo grupo, o bien es de reciente incorporación a mi círculo de lectores. La cuestión es que una orquesta sinfónica que tenga unos primeros atriles como éstos, puede alcanzar un nivel de excelencia como el que tiene la Orquesta Sinfónica de Galicia. Son cinco grandísimos artistas y, si además tocan juntos, el resultado no puede ser otro que una verdadera maravilla.

El repertorio que eligieron es bastante singular „sobre todo, muy poco conocido„; pero la verdad es que la elección de esas obras nos ha permitido escuchar Seis Bagatelas, de Ligeti, que es una verdadera obra maestra. Junto a esta auténtica joya, aunque a cierta distancia, se sitúan Dos movimientos para flauta, oboe, clarinete y fagot, de Ibert, y la Petite Suite para flauta y fagot, de Dubois. El Dúo para clarinete y fagot, de Poulenc, no se encuentra entre lo mejor del músico francés; la Bucólica, de Pierné, es una partitura discreta; y la Pequeña Música de Cámara, opus 24 nº 2, de Hindemith, como tantas obras de su autor, que es un compositor de sólida formación, está bien construida, muy trabajada, pero nos deja tan fríos como el que soportamos esa noche desapacible de un mes de abril mal encaminado.

El público, sin embargo, aplaudió calurosamente, mostrando la alta estima en que tiene a estos cinco espléndidos músicos; que son coruñeses por opción de vida „el modo más meritorio de serlo„, con más de un cuarto de siglo de ejercicio y vocación de.permanencia en la ciudad donde han fundado sus familias y criado a sus hijos.