Es tan extraño el acoplamiento en un programa de Mozart y Shostakovich? ¿Son tan dispares la peripecia vital y el trabajo compositivo de estos dos grandes músicos a los que separan casi dos siglos? Veamos: lo que puede alejarlos más, con nuestra visión actual, es el diferente lenguaje musical que utilizan; pero ello es normal teniendo en cuenta los años que los distancian. Por otra parte, uno y otro son músicos geniales, que dan cumplida muestra en toda su creación de un talento de primer orden; ambos han tratado casi todos los géneros musicales y han dejado una obra muy extensa. Los dos hubieron de sufrir las amenazas de un tirano y padecieron enfermedades, penalidades y situaciones difíciles. Fueron genios prematuros y alcanzaron pronto un éxito esplendoroso y tambien hubieron de afrontar casi de inmediato el fracaso y la incomprensión. La ópera Lucio Sila precede inmediastamente en el catálogo mozartiano a los tres geniales divertimentos, denominados "sinfonías de Salzburgo". En la obertura pueden advertirse ya algunos rasgos que aparecerán en estas maravillosas partituras. Versión extraordinaria, vitalista, de la orquesta, llevada en volandas por un Conlon magistral. También fue excelente la lectura del bellísimo Concierto para piano nº20 con un Achúcarro que demostró que "quien tuvo, retuvo"; sobre todo en el bis con que correspondió a un público entusiasta: Nocturno para la mano izquierda en Re bemol mayor, opus 9 nº2, de Scriabin. Es de agradecer la información en el programa de las cadencias interpretadas en el concierto; en este caso, las de Clara Schumann, artista de altísimo nivel, están fuera de estilo (son por completo románticas) y además el pobre Mozart " ni está ni se le espera". En cuanto a la soberbia sinfonía de Shostrakovich „no siempre bien valorada, acaso por razones extramusicales„ alcanzó una versiòn gloriosa con una orquesta en estado de gracia dirigida con mano maestra por James Conlon. También él pareció satisfecho del resultado. Pues que vuelva cuanto antes.