A saia raíña mezcla poesía e historia, imágenes de mujeres que cuentan su historia, la suya y la del mundo que les tocó vivir. Hablan de rebeldía, de su relación con el luto. Es una exposición de testimonios, donde lo más importante es lo que se cuenta. La comisaria de la muestra, Rita Más, cuenta que se recorrió toda Galicia hablando con mujeres, entrando en sus recuerdos. El resultado de su trabajo está en las paredes del Ágora hasta el 23 de abril. Esta exposición cuenta con la colaboración de Silvia Penide, que hizo la banda sonora y también de Silvia Pazos, del Ágora y de Paideia.

A saia raíña habla de mujeres de luto, pero ¿toda s querían llevarlo o se veían obligadas a ello?

El luto empezó como una costumbre colectiva pero, a nuestros días ya no ha llegado así sino que es una decisión unidividual. Actualmente, las mujeres que lo llevan están desorientadas, son mujeres de una edad avanzada ya, que han pasado de enlutarse porque les decían que tenía que ser así, y algunas no sabían ni por qué era y ahora, se encuentran con que sus hijas y sus nietas, incluso el médico de cabecera les dice que se lo tienen que quitar. Están con su identidad perdida, porque, de niñas, las vistieron de negro y así se pasaron la vida. No es que sea solo un concepto textil, sino que conllevaba muchas más cosas, como no poder ir a los bailes, algunas de ellas, ni siquiera podían casi salir a la calle.

¿Hay diferencias en el luto entre las mujeres de la costa y las de interior o era igual en cualquier sitio?

Se daban las dos circunstancias. Por un lado, se concentraban las normas de manera autoritaria, esa costumbre lleva aún consigo parte de la ley de los Reyes Católicos, pero había también diferencias. En muchos lugares, por ejemplo, la comunidad ayudaba a la familia del difunto, en otras, era la familia del muerto la que obsequiaba a los demás cuando iban al velatorio. Las diferencias las noté más en el entorno urbano y en el rural y, la mayor, entre las clases sociales. Las mujeres que pertenecían a las clases sociales más altas llevaban un luto similar al de los hombres, guardaban un luto muy moderado, no dejaban de asistir a todas las reuniones. Las de la economía más baja no tenían dinero para comprar ropa de color cuando se acababa el tiempo de luto. Entre la costa y el interior, me encontré más viudas en el litoral, porque el mar se llevó a muchos hombres.

Con el paso de los años, el luto se fue perdiendo en algunos lugares o, cuando menos, relajando, ¿no?

Sí, Felipe V fue cambiando las normas y, acercándonos más a nuestra era, cuando era el marido quien les faltaba, mantenían el luto porque cobraban una pensión de viudedad. El luto por los hijos era una cuestión de dolor y, el de los maridos estaba más vinculado a una costumbre social. Ahora ya se fue relajando, hace cien años, si se moría la madrina, se ponían de luto, ahora es solo por familia muy cercana.

¿Todas estaban en contra de vestirse de negro?

Las hay a favor y en contra, algunas defienden un luto anímico y de corazón y no en la ropa. Hay testimonios de todo tipo, algunas me decían que el luto era un lugar en el que resguardarse. Una me dijo: "yo voy así hasta la muerte y voy contenta y no quiero por nada del mundo que me lo quiten". Era de las que se enfadaba con el médico porque le decía que vestirse de negro causaba depresión. Pues defendiéndolo así para ella, decía que no quería que su hija se vistiese de luto cuando ella faltase, que de ninguna manera quería que su hija pasase por lo mismo que ella.

¿Por qué era tan diferente el luto de los hombres del de las mujeres?

Porque cuando un hombre enviudaba, lo que se entendía era que tenía que volver a casarse y, además, eran los que movían la economía, porque iban a la taberna y a trabajar. Una de las mujeres con las que hablé era costurera en O Morrazo. Ella me contaba que la prioridad eran las mujeres y que, si se moría alguien de repente, cosían toda la noche para las mujeres y, después, si daba tiempo, hacían algo para el hombre, un brazalete o los botones.

Los gitanos y las gitanas, sin embargo, sí que mantienen la tradición de ir de negro.

Sí, además, ellos mantienen la tradición de poner cirios y velas grandes. La ley que existió en España desde el siglo XVI y que marcaba las normas del luto se llamaba de luto y cera porque las velas computaban en los velatorios.

Esto provocó también que muchas mujeres se casasen de negro o hiciesen la primera comunión también de negro.

Hubo niñas que tuvieron que hacer la comunión vestidas de alivio y mujeres que se casaban de negro. Tras la Guerra Civil, la gente tampoco quería mostrar mucha alegría, era un luto colectivo.