A Sidy Camara le falta un diente por un ataque racista por parte de un grupo de jóvenes en Vilagarcía de Arousa, uno de los cuales fue condenado. Aunque reconoce que siente las miradas y actitudes de superioridad, destaca los muchos coruñeses que, dice, le animan a quedarse en la ciudad y le ayudan. "Me quedo con el lado bueno y no con la agresión que sufrí hace años", comenta. Llegó hace once años para visitar a su hermana, que ya llevaba otros siete años. Aunque nacido en Senegal, había estado trabajando en Portugal y se reunía con su familiar para que le prestase dinero para volver a su país de origen. Quería seguir con su negocio de electrodomésticos. Pero no reunió fondos suficientes y se quedó por un tiempo que ya supera la década. Su religión, la musulmana, influyó en su decisión: "Me decían que era voluntad de Dios que me quedara". No niega que "sufrió" mucho en los primeros tiempos pero ahora está más cómodo. Eso sí, piensa permanentemente y dibuja una sonrisa cuando habla de su idea de retornar pronto a Senegal y montar un negocio.