La Cocina Económica advierte de que el mapa de recursos asistenciales de la ciudad está "al límite de su capacidad desde hace varios años". Lo dice en su memoria de Trabajo Social del año pasado, aunque, con cuatro meses ya consumidos de 2019, el trabajador social de la entidad, Pablo Sánchez, asegura que la situación no ha mejorado y que, según las cifras de afluencia que tienen al comedor, pueden decir ya que ha empeorado. Y es que, si en 2018 la media de personas que se sentaban a la mesa, cada día era de 190, actualmente, es de 230, de modo que tiene que hacer tres turnos de comida cada jornada.

Ya en la memoria del año pasado, la entidad alertaba de que se encontraba en "su máximo nivel de actividad", aunque en estos primeros meses de 2019, han tenido que redoblar esfuerzos para poder atender a todas las personas que acuden a solicitar ayuda a su sede de la calle Cordelería.

"A lo largo del año hemos sido testigos del repunte migratorio que se ha producido en España, sobre todo de países como Venezuela, Colombia, Cuba y Marruecos", escribe Sánchez en la memoria de su trabajo y añade que el mayor flujo de entrada de inmigrantes lo representan los llegados de Venezuela, que son ya el 16% de las personas que acuden a la Cocina Económica. Aunque esa cifra, realmente, es mayor, ya que en ese apartado solo entran las personas que solo tienen la nacionalidad venezolana y no los emigrantes retornados, que cuentan con pasaporte español. Esta tendencia se mantiene en los primeros meses de 2019. A pesar de este repunte en la migración, el 55% de las personas que acuden a la Cocina Económica cuentan con nacionalidad española.

La población latinoamericana representa al 25% de los usuarios de la entidad y el 14%, de África. El 6% restante procede de estados de la Unión Europea. "También hemos podido observar el incremento de determinados perfiles que utilizan los servicios de la entidad, como los jóvenes, las mujeres o las personas mayores", explica el documento, y es que, a pesar de que son más los hombres que acuden a la Cocina Económica. Actualmente, se ha incrementado el número de jóvenes y de mujeres que necesitan ayuda para salir adelante. El año 2018 fue el primero en el que la entidad concedió más ayudas para la compra de productos farmacéuticos que para sufragar el pago de mensualidades del alquiler de las habitaciones de sus usuarios. productos farmacéuticos

"Ir a la farmacia se ha convertido en un lujo que mucha gente no se puede permitir", sentencia Sánchez, que alerta de que hay situaciones en las que la pobreza y la exclusión social se cronifican, tanto es así que asegura que forma parte ya del entramado de la sociedad actual.

" A Coruña es una ciudad receptora de personas y familias en situaciones de pobreza y de exclusión social", explica Sánchez, ya que cuenta con entidades y con ayudas que hacen un poco más accesible la supervivencia a las personas recién llegadas y a las que no tienen recursos, aunque la red asistencial se encuentra desde hace años "al límite de su capacidad".

"La pobreza, la exclusión social y el sinhogarismo forman parte de la estructura social de nuestra sociedad actual, que son fenómenos que han venido para quedarse debido a la falta de oportunidades, a las tímidas políticas sociales en materia de inclusión social y, en última instancia, a la desigualdad que está instaurada en el actual modelo socioeconómico", concluye el trabajador social de la Cocina Económica, que alerta de que las situaciones de pobreza se cronifican por la falta de oportunidades.