El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia ha condenado a la Universidade de Santiago a indemnizar por extinción de contrato a investigadores predoctorales que trabajaban en las facultades para preparar sus tesis. En los campus coruñeses también hay afectados, que han comenzado a presentar ya sus recursos en los juzgados al tiempo que esperan que el Rectorado cambie de postura y les evite acudir a los tribunales.

Según la sentencia, la universidad compostelana debe abonar la indemnización cuando se acaban los contratos de estos investigadores, de tres o cuatro años, que sufragan la Xunta o el Estado. El Superior niega, además, que el contrato predoctoral pueda ser considerado un contrato formativo, pues afirma que "en modo alguno puede equipararse al suscrito por los trabajadores afectados por el conflicto aunque se denomine predoctoral en formación". Lo equipara, por el contrario, a un contrato de obra o servicio, por lo que reconoce el derecho a recibir una compensación por 12 días de salario por cada año trabajado.

Desde la Universidade da Coruña se mira con esperanza esta sentencia. Así lo explica uno de los miembros del colectivo de predoctorales, Ernesto Vázquez-Rey, que señala se habían sentado con la Vicerrectoría para tratar de resolver este asunto sin éxito. Demandan diálogo ante un problema que tiene incidencia en casi una treintena de personas. Jorge Crego, investigador de la facultad de Derecho, es uno de los afectados y ha presentado ya su demanda.

Relata que se reunieron con el vicerrector hace menos de dos años pero que el responsable académico les comentó que la asesoría jurídica instaba a no pagar, por lo que les recomendó pleitear con la promesa de "no ser muy beligerantes en los juzgados".

Son contratos que paga la Xunta y el Estado, que únicamente inyectan a la UDC el salario pero no la indemnización, por lo que las arcas rectorales no disponen del dinero del finiquito, lo que convierte la concesión de contratos "en una convocatoria irregular con presupuestos insuficientes". "En vez de hacer fuerza con nosotros, la universidad siguió una línea fija", lamenta. Crego y sus compañeros quieren ver ahora "qué hace el Rectorado" y si cambia su forma de proceder con la reciente sentencia que, según explica la Asamblea de Investigadoras de Compostela, puede ser aún recurrida ante el Tribunal Supremo.

Esa indemnización, por pequeña que sea, es importante en un momento crítico para la carrera de los investigadores. "Es una indemnización que ayuda porque se entrega en un momento de riesgo, crítico, porque es cuando comienza la carrera investigadora y cuando es más difícil conseguir otro contrato", explica, "hay que seguir investigando, publicar la tesis, publicar artículos... hacer méritos para que te vuelvan a contratar y sería un buen colchón". Crego relaciona el problema con la precariedad generalizada de los trabajadores en la actualidad, "independientemente del sector", con "nulas expectativas de futuro" y donde "la estabilidad es impensable".