La Audiencia Provincial ha ratificado la condena impuesta por un juzgado coruñés de lo Penal a una mujer que durante tres años insultó, amenazó y hostigó a sus vecinos en el edificio y en la calle, hasta el punto de que a cinco de ellos su comportamiento causó trastornos como ansiedad, depresión y estrés emocional. La Audiencia desestima un recurso de apelación presentado por la mujer y confirma una pena de nueve meses de prisión por un delito penal de coacciones y otra de un mes de multa con una cuota diaria de seis euros (180 euros) por un delito leve de daños.

La condena por coacción conlleva además la prohibición de la acusada de aproximarse al inmueble en el que residía y a cinco de sus convecinos „a sus domicilios y a sus trabajos„ a una distancia no inferior a 500 metros durante el periodo de tres años. La pena se agrava por la responsabilidad civil de sus actos, ya que la mujer tendrá que indemnizar con 1.500 euros a cada uno de los cinco vecinos por los daños morales causados.

El catálogo de comportamientos molestos de la mujer, que perturbó la tranquilidad en el edificio de forma continuada y condicionó la vida de los vecinos, es largo: a una residente que acabó dejando el piso la insultaba cuando se cruzaba con ella con expresiones como "puta, cerda, voy a acabar contigo", según recoge la sentencia; a un hombre que usa silla de ruedas y tiene amputada una pierna le dificultaba la movilidad en el portal, donde la acusada arrojaba tierra, aceite e incluso excrementos y llegó a poner clavos bajo las ruedas; a otro vecino lo insultaba con expresiones como "drogadicto, camello, desgraciado, te voy a meter en la cárcel"; y a otro hombre le gritaba en la calle, el edificio o por la ventana del patio que era un "cerdo, un maricón" o que traficaba con drogas.

La condenada „continúa el fallo judicial„ llegó a empujar a un niño menor de edad al que también insultaba con frases como "vete con la puta de tu madre, hijo de puta"; y a otro vecino le causó desperfectos en su tendal por valor de 49 al arrojar papeles a los que había prendido fuego, al que, según dicta la sentencia, tendrá que indemnizar con esa cantidad. La mujer, de acuerdo con los testimonios de los afectados, lanzaba por el patio lejía y restos de comida, ponía música a volumen alto por las noches, hacía ruido con los muebles y profería gritos por la ventana. A consecuencia de estas actitudes, a estos vecinos se le diagnosticaron síndromes ansiosos depresivos, insomnio y estrés, como reflejan los partes médicos utilizados durante el juicio.

La Audiencia tumba la apelación de la defensa de la mujer, que pidió la absolución alegando error en la apreciación de las pruebas y se presentó como víctima de una confabulación vecinal. Los magistrados ratifican el fallo del juzgado y destacan que los "múltiples incidentes", con presencia de "violencia física" e "intimidación personal" exceden de "lo cívico y lo maleducado".