En esta unidad de la Policía Nacional no hay balances anuales para destacar resultados y la buena noticia es que no salgan en ningún medio de comunicación. No contabilizan alijos de droga, robos con violencia o detenciones de delincuentes. Los encargados del área de Protección de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) atienden a las víctimas de violencia machista y se encargan de que estén lo más seguras posible. Y lo hacen de la manera más discreta y sin medir resultados. Que todas estén sanas y salvas es el éxito.

Cualquier mujer que presente una denuncia en A Coruña por una agresión de su pareja o expareja pasa por la UFAM; primero, por Investigación, donde se realiza una valoración de riesgo inicial. Puede ser no apreciado, bajo,medio, alto y extremo. El equipo de Protección decide entonces "cómo actuar en función del nivel".Los agentes se presentan a la víctima, les explican quiénes son y, si el peligro es elevado, le acompañan al juzgado para el juicio, que puede determinar medidas de protección cautelares o no. "Mientras, para nosotros, no tenga nivel 'no apreciado', continuamos con ella y hacemos seguimiento durante un tiempo", expone la inspectora que encabeza el equipo. Cada mujer tiene un policía asignado, con el que puede contactar 24 horas y 365 días a la semana. "Siempre están pendientes, tienen el móvil activo, aunque estén de vacaciones", remarca. El 091 evita con esta medida la "revictimización", es decir, que la mujer tenga que relatar varias veces ya distintas personas lo que ha sucedido.

Tanto la valoración inicial como la periódica, que ya realizan estos agentes, se realiza a través de un sistema informático que analiza varias cuestion es. La peligrosidad del agresor es una de las que se tiene en cuenta, analizando si es reincidente, si tiene antecedentes de otro tipo o si tiene adicciones así como, por ejemplo, si la mujer tiene hijos a su cargo. A partir del nivel marcado por el programa, los policías, que ya han mantenido conversaciones con las víctimas, pueden elevarlo. La inteligencia artificial hace una parte y los conocimientos humanos y profesionales, otra. "No es lo mismo rellenar un cuestionario que entrevistar a la víctima", explica la jefa de Protección.

A partir del establecimiento del nivel de riesgo, las medidas para proteger a la mujer son muchas. Desde el nivel de riesgo extremo, en la que custodian a la mujer 24 horas o el alto, en el que se supervisan los colegios de los hijos, hasta las recomendaciones de autoprotección, que también varían dependiendo del caso. No estar sola los primeros días tras una agresión o cambiar de domicilio,si es posible,son algunas de ellas. Pero también hay advertencias para los maltratadores. Cuando un juez dicta una orden de alejamiento, por ejemplo, los policías de este área de la UFAM ofrecen, de manera voluntaria, información específica de lo que supone y de las consecuencias que tiene que no se cumpla. "Si la mujer nos llama y nos dice que lo ha visto, se le da un toque: 'No puedes pasar por ahí, si pasa una patrulla, te identifica y te trae a la comisaría'",expone la inspectora del091,quelleva15comopolicía y tres años en este puesto.

"Hay que tener una sensibilidad especial porque a veces ves situaciones horribles", reconoce la agente, que destaca la formación específica que reciben en una unidad, detalla, en la que hay, más o menos, mismo número de mujeres que de hombres. "Cuando ves a una persona hundida psicológica y físicamente y ves cómo renace, estás ayudando también a que salga adelante", se enorgullece.

La protección de las víctimas se mantiene mientras la valoración siga ofreciendo un nivel de riesgo y, aunque pase a inactiva, los datos se guardan en el sistema porque, detalla la inspectora, a veces las mujeres vuelven a aparecer en la unidad. Quebrantamientos de condenas, otras agresiones u otras parejas, que también resulten ser maltratadores, son algunas de las situaciones que cambian el estado de la ficha de las víctimas.

Sobre el perfil de las afectadas, la jefa de Protección habla de una mayor polarización de las edades. Antes, comenta, había edades intermedias y ahora le causa "sorpresa", aunque ya es habitual, que haya personas muy jóvenes y otras bastante mayores. Las nuevas tecnologías también han cambiado los tipos de violencia. "A veces el agresor intenta comunicarse. cuando hay una orden que lo prohíbe, por redes sociales,incluso con perfiles falsos. Esto esté en auge", relata.

Suena el teléfono del despacho y la inspectora apunta la identificación de una víctima. "Ahora mismo no tenemos a ninguna mujer con riesgo extremo, pero puede saltar ahora mismo", advierte.