El Concello ha denunciado en Fiscalía a un grafitero al que se le han imputado quince pintadas ilegales en la ciudad, por algunas de las cuales se le ha sancionado con multas que suman los 2.000 euros, importe que todavía no ha pagado. Además, el servicio de Medio Ambiente ha intentando concienciarlo de la ilegalidad de su conducta y de los daños que esta provoca pero, según el informe municipal, las pintadas continúan.

El autor de los grafitis utiliza los nombres YOS, KYOS y KOAS para sus pintadas sobre paredes y escaparates de la zona centro y el entorno de A Gaiteira. El Concello pudo identificarlo tras contratar, en octubre de 2018, los servicios de la empresa Orión Analistas, que descubre a los grafiteros ilegales según su caligrafía. Con estos documentos y los informes de la Patrulla Verde de la Policía Local, el Concello pudo imputarle quince grafitis ilegales, la mayoría en la zona regulada por el Plan Especial de Protección de Ciudad Vieja y Pescadería. Estos grafitis se encontraban en la calle Real (ocho), ronda de Outeiro, paseo de Oza, coraza del paseo marítimo, avenida de Arteixo, Herrerías, Sinagoga y Alcalde Pérez Ardá.

Once de las pintadas analizadas, señala el informe municipal, afectan a propiedades y espacios de titularidad privada mientras que las otras cuatro se realizaron sobre instalaciones y espacios de mobiliario urbano y bienes de uso público. Todas ellas, analiza el Concello, "degradan los espacios de uso colectivo, lo que produce un particular impacto negativo en un conjunto histórico artístico y en los bienes que conforman el patrimonio cultural de la ciudad".

Además, se localizó otro grafiti del mismo autor en un inmueble de la calle Real que está catalogado al ser Bien de Interés Cultural (BIC). Una pintada que, revela el informe municipal, "resulta imposible de eliminar pues está hecha con algún tipo de producto abrasivo". Esta actuación supone un delito contra el patrimonio histórico lo que, según el código penal, puede ser castigado con una pena de prisión de entre 6 meses a tres años o multas de 12 a 24 meses. Las otras quince pintadas, bajo el nombre de YOS, pueden considerarse delito de daños sobre la vía pública y delito continuado de años, ya que los grafitis se han localizado en varios puntos de la ciudad.

Desde el año 2016, el Concello trató de sancionar al autor de las pintadas sin éxito. Lo castigó con cinco multas que ascienden a 2.000 euros, pero todavía están pendientes de cobro. Además, y según el informe municipal, la "proliferación de nuevas pintadas muestran la ineficacia de los expedientes sancionadores".

Tampoco funcionó el cara a cara con el grafitero. El servicio de Medio Ambiente trató de disuadirlo de continuar pintado de forma ilegal, explicándole los daños que su comportamiento estaba causando. Unos intentos de diálogo que tuvieron "un resultado negativo", analiza el Concello. El grafitero no se comprometió a dejar de pintar, se negó a asumir las consecuencias de sus hechos y manifestó que no podía hacer frente a las multas porque no tenía ingresos.

El Concello ha decicido presentar el caso ante la Fiscalía al entender que se trata de una "posible concurrencia de infracciones penales" que deben ser "analizados" por las autoridades.