Es la reina del humor ácido. De ese que lleva escrito "polémica" antes siquiera de empezar a pronunciar palabra, y que recibe en redes un aluvión de respuestas, positivas o negativas, pero siempre cargadas de pasión. Casi condenada a la viralidad, Marta Flich no se arruga ante nada. La cómica y economista aborda en sus videoblogs semanales asuntos como el feminismo y la desinformación, y se cuela entre las grietas de los discursos políticos para arrojar luz sobre esas incongruencias que, dice, deberían despertar sonrojos entre los gobernantes.

"Cojo cosas de llorar y las convierto en cosas de reír, aunque también den ganas de llorar. Tengo un humor muy reflexivo", resume la actriz, cara cada vez más conocida en televisión de la mano de programas como Todo es mentira. Esta tarde, acompañada de Joaquín Reyes y Carlos Blanco, cerrará el Encuentro Mundial de Humorismo en el Colón (20.00 horas) con la Gala Fantastic Colofón, que incluirá una entrega de premios a la comedia.

Se atreven con una gala de presentación de premios, a pesar de que los cómicos no suelan salir bien parados de ellas.

[Risas] Sí, la verdad. Pero yo aparte de ser humorista, soy presentadora, así que digamos que juego con ventaja. Además, esta gala está muy bien traída, porque son pequeños monólogos de humor que están muy pegados a la personalidad de cada uno. En ellos nos reímos de nosotros mismos, y por eso creo que vamos a salir muy bien parados, porque ahí encuentras la complicidad de la gente.

Hasta ahora había premios de cine, de música€ pero no de humor. ¿La comedia sigue siendo la hermana pequeña de las artes?

Podría ser la hermana pequeña de las artes en cuanto a que los pequeños se les cuida muchísimo. Ahora mismo, creo que se está poniendo especial mimo en el tema de la comedia. Yo he hecho de todo, y creo que lo más difícil y a lo que le tengo más respeto es al humor, porque es complicadísimo.

También es que usted se adentra en temas como la política o el feminismo. No había cuestiones más controvertidas.

Sí. A mí lo que me gusta es confrontar posiciones y hacer un humor reflexivo en el que dices: "Me estoy riendo, pero qué pena da esto". Es una forma de hacer crítica. Desde que el mundo es mundo, el bufón se reía del rey en su cara. Pues esto es un poco lo mismo.

¿La suya es una lucha contra el oscurantismo?

Es mi cruzada personal [risas]. A mí me parece que la economía es una disciplina que desde siempre ha interesado que esté encriptada para la gente, porque en la falta de transparencia es más difícil pillar al mentiroso. Hay que desencriptar cosas que aparentemente son muy complejas, pero que todos tenemos la capacidad de entender, y de ese modo empoderar a la sociedad para que pueda tomar decisiones con conocimiento de causa.

Usted trabajó en la banca, ¿fue ahí donde nació esa necesidad de aclarar las cosas?

Fue cuando empezó a ponerse de moda el término prima de riesgo. Vique gente que no llegaba a fin de mes—yo entre ellas— estaba estresadísima porque la prima de riesgo era el coco. Entonces dije: "No, esto hay que explicarlo".Ahora cada semana hago un vídeo, porque me parece muy necesario hablar de todo lo que se ha explicado mal.

Tiene que reconocer, sin embargo, que economista y humorista es una mezcla rara.

[Seríe] ¡Es super raro!Sobretodo,porque la economía es más para llorar que para hacer reír. Pero yo después de ser economista me formé como actriz, y creo que eso viene muy bien para la pedagogía.

Ahora acaba de publicar Necroeconomía. Manual para entenderla economía perversa. Admite en el prólogo que ya le habían hecho antes varias propuestas editoriales.

Efectivamente. Me lo ofrecieron varias veces, pero la última me pillaron lo suficientemente cabreada como para decir: "Sí, voy a escribir algo".

¿Qué es lo que le enfadaba tanto?

Las fake news económicas y los discursos absolutamente incoherentes y falsos que se instalan en el argumentario de nuestros maravillosos políticos, que no olvidemos que trabajan para nosotros y cobran de nuestros impuestos, así que alguna explicación nos deben. A mí me apetece contar en ese libro todas esas cosas de las que no tienen que estar orgullosos, y desenredar cómo es la gestión de los recursos que hacen. Así la gente puede decir: "No, a mí me interesa mucho lo que pasa en los Presupuestos Generales del Estado".

El libro arrancó tras la moción de censura, ¿cómo está viviendo ahora los últimos cambios políticos?

Yo estoy muy contenta de ver que España es progresista, porque no entiendo un país que no sea solidario. Que un gobierno progresista dote de recursos económicos a partidas que puedan garantizar sobre todo para nosotras la igualdad es fundamental, y un balón de oxígeno frente a los recortes que tuvimos que vivir. La mala noticia es que ha irrumpido en el Congreso un grupo llamado Vox, que es machista,superficial, xenófobo€ Tiene todo lo malo.

Pero parte de la sociedad escora hacia ellos.

Ultraderecha siempre ha habido. Aunque a mí me sorprende mucho, porque hay un Síndrome de Estocolmo en el que un gay negro y pobre resulta que es de ultraderecha por este sentimiento de avergonzarse de lo que es. Igual que hay ultras en el fútbol, también hay gente muy descerebrada. Pero la buena noticia es que hay otra parte de la sociedad que ha entendido que no queremos estar sometidos a esa crispación, así que creo que el sentido común ha ganado.

Usted ha criticado mucho el uso que se le ha dado a la igualdad en esta campaña, ¿vamos hacia un feminismo impostado?

Para mí eso es necroeconomía. En el momento en el que la derecha dice que es feminista, pero resulta que recorta millones en la Ley Estatal contra la Violencia Machista, o no quiere la Ley de Dependencia, cuando saben que nosotras culturalmente somos las que nos tenemos que encargar de padres e hijos€ Se apodera de un movimiento que ni siquiera sabe qué significa.

Me decía al principio que su humor hace reír y llorar. Cuando aborda cuestiones como estas, ¿le dan más ganas de lo segundo que de lo primero?

Sí. Yo soy una persona muy sensible, y es muy difícil hacer humor de temas que a mí verdaderamente me importan. Parto del llanto, y a veces es literal porque me dan mucha rabia las injusticias. Pero transformar eso en humor es fundamental. El humor es importante para despertar de este letargo al que la sociedad se había acostumbrado.