El deterioro de edificios y construcciones que dificulta su uso y afea los barrios de la ciudad motiva por parte del Concello medidas ejecutivas orientadas a la conservación o rehabilitación de los elementos más castigados. Desde los departamentos urbanísticos municipales se tramitan cada año órdenes dirigidas a los propietarios de esos inmuebles para que actúen sobre aquellas partes que se encuentran en mal estado. El Ayuntamiento ha cursado en los ´´últimos cuatro años 921 órdenes de ejecución de obras de conservación en edificios o elementos concretos con deterioros o que están en condiciones deficientes, según informa el Ejecutivo al grupo municipal del BNG en una respuesta del último pleno. Sale a una media de 230 cada año, 19 requerimientos al mes.

Los nacionalistas quieren saber también cuántos expedientes se iniciaron por el incumplimiento de los deberes de conservación, a consecuencia de una denuncia o como resultado de la correspondiente inspección técnica de edificios realizada que recogía la intervención sobre el inmueble. Pero el Gobierno local alega la laboriosidad que supone consultar los expedientes de forma individualizada para omitir estas respuestas.

El Ejecutivo sí señala que desde julio de 2015 el Concello ejecutó de forma subsidiaria seis procedimientos de ejecución de obras, es decir, que las llevó a cabo la administración local en lugar de los titulares de las construcciones en mal estado obligados a ello. Lo que no hizo el Ayuntamiento en estos cuatro años fue abrir ningún expediente de expropiación por el incumplimiento reiterado de las órdenes de ejecución de obras de conservación. La falta de respuesta de los propietarios conlleva la imposición de multas, como ocurre por ejemplo con un edificio de la calle Damas, en la Ciudad Vieja, al que el Gobierno local ha sancionado desde 2017 hasta en seis ocasiones, alguna de las veces por importe de 6.000 euros. Tampoco el Concello decretó en este mandato ninguna edificación o rehabilitación forzosa de inmuebles.

Otros edificios en deficiente estado que en los últimos años han pasado por el departamento municipal de ruinas y a los que se les han enviado órdenes de ejecución de obras son el inmueble del cine Avenida, cerrado desde la década de los noventa y propiedad de Abanca, al que el Concello requirió un plan de rehabilitación que no ha elaborado; y los números 15, 17 y 19 de la calle San Juan, que cambiaron de dueños y durante más de siete años han causado molestias por sus graves deterioros a vecinos de casas contiguas.

El Ayuntamiento inició en este mandato 62 expedientes de ruinas en los casos de los edificios con los deterioros más serios, de los que finalizó 34, según responde también el Gobierno local al grupo del BNG. No matiza en cambio si algún propietario optó por rehabilitar el inmueble de forma integral, si se recuperó la estabilidad o la seguridad de los edificios o si algunas de esas construcciones están catalogadas o protegidas.

Uno de los últimos expedientes de ruinas abiertos por el Concello es el que afecta a un edificio de la calle Socorro que ardió de forma provocada en septiembre de 2018 y que estaba ocupado ilegalmente; el autor del incendio fue detenido meses después.

Sin registro de solares

Los nacionalistas preguntaron también al Ejecutivo cómo se puede consultar el registro municipal de solares, de carácter público, que incluye edificios con necesidad de rehabilitación. El Concello responde que aunque este registro administrativo fue creado en 2003, no constan guardados estos elementos en los archivos municipales.