Los coruñeses están llamados hoy a las urnas para elegir los gobiernos que pilotarán los ayuntamientos del área metropolitana durante los próximos cuatro años. Las elecciones municipales en el área coruñesa cierran un frenético calendario que ha mantenido al país en una permanente campaña desde abril, con comicios generales, europeos, autonómicos y locales.

De este aluvión electoral, las municipales son las elecciones en las que mejor se pueden atender las cuestiones más próximas y con mayor repercusión en la calidad de vida del ciudadano. Demandas que tienen un impacto decisivo en el día a día de los vecinos.

Las mejoras en la red de transporte, la gestión urbanística, así como el incremento de las zonas verdes, los espacios cívicos o las peatonalizaciones, son algunas de esas cuestiones que marcan la diferencia para el ciudadano. Y suelen depender más de una gestión valiente y honesta en aras del bien común, es decir, aquella que no sucumbe a las presiones de los grandes intereses, que del presupuesto.

La mayoría de los sondeos vaticinan que las mayorías absolutas van a ser un bien escaso no solo en la ciudad de A Coruña sino también en los municipios más poblados de la comarca, donde esas mayorías solo se mantuvieron en la pasada legislatura en Oleiros y Arteixo. En el caso de la ciudad de A Coruña, el número de partidos con representación en María Pita podría aumentar de cuatro a cinco, la mayor fragmentación política en la corporación coruñesa desde las primeras elecciones, en 1979, cuando seis formaciones obtuvieron concejales. Se reafirma en general un escenario de poder municipal necesitado de una cultura política basada en la negociación, el entendimiento y los pactos.

Los nuevos gobiernos locales surgidos de estos comicios tendrán importantes deberes que afrontar. Entre las grandes apuestas pendientes de la comarca coruñesa, con más de medio millón de habitantes, figura significativamente la necesidad de dar un definitivo impulso a la puesta en marcha de un área metropolitana que no acaba de arrancar. Su sempiterno estancamiento priva al área coruñesa del peso político que le correspondería como una de las grandes áreas urbanas en España, y, además, le hace perder desde hace años importantes ayudas en proyectos europeos de los que ahora queda fuera por insuficiente rango demográfico. Una tendencia que va a reforzarse en los próximos años en Bruselas, donde las grandes áreas urbanas comienzan a tener más peso presupuestario que las regiones.

En el caso del municipio de A Coruña, el mayor desafío es la reordenación de la fachada marítima de la ciudad tras la liberación del uso portuario en los muelles por su traslado a la dársena exterior de Langosteira, que afectará al uso de medio millón de metros cuadrados en el corazón de la ciudad, lo que la convierte en la mayor oportunidad de transformación urbanística en este siglo. Tras la presión ciudadana en esta última legislatura, prácticamente todas las fuerzas políticas, aunque con matices, se han pronunciado finalmente a favor de su titularidad pública. Las mayores divergencias se dan en el grado de edificación en San Diego.

Otros retos de calado en la urbe son una ampliación de Alfonso Molina que contemple la humanización de los barrios de entrada a la ciudad, la puesta en marcha de la estación intermodal, un nuevo mapa del bus urbano o la creación de la Ciudad de las TIC.

Conviene recordar además que las consecuencias de una mala práctica urbanística en la era Vázquez han endosado en estos últimos años al erario público coruñés una factura millonaria en indemnizaciones judiciales, significativamente en los casos de Someso y edificio de Fenosa, cuyo derribo se evitó in extremis con un acuerdo que incluye el deber de investigar las ilegalidades cometidas para cursar una reclamación de daños a los responsables.

LA OPINIÓN ha ofrecido a los lectores un gran esfuerzo informativo durante la campaña electoral para facilitarles la formación de un criterio propio con el cual poder acudir responsablemente a votar. Ha expuesto las posturas de unos y otro en pos de un debate sereno y sensato centrado en los intereses de A Coruña y los coruñeses.

Este 26-M están en juego distintos modelos de gestión del poder local, pero al margen de cuáles resulten vencedores en las urnas, lo más importante es que estén amparados en el mayor número posible de votos. Una masiva participación es siempre un triunfo de la democracia.