Víctor Díaz Barús navega siempre entre clásicos. Asalta por norma los desvanes del pasado, en busca de textos de Lorca, Valle-Inclán o Benito Pérez Galdós, y se frota las manos satisfecho cuando encuentra piezas con grandes elencos de personajes. A veces, quienes se ponen a sus órdenes levantan alguna queja ante tanta obra dramática, y miran con ojos brillantes piezas más contemporáneas. "Me dicen que a ver si cae una comedia algún año, pero ¿cómo encuentras una para 30 actores? ¡es imposible!", justifica el director, al frente desde hace casi una década del Grupo de Teatro del Centro Ágora.

La formación, integrada por intérpretes aficionados, acomete cada año el nuevo descubrimiento de Barús, que ha puesto el foco esta vez en la pluma de Arthur Miller con Las brujas de Salem. En su búsqueda por conceder al mayor número de personas "la posibilidad de subirse a un escenario profesional", el director ha realizado junto a Lola González una adaptación que conserva "el 20%" del texto del estadounidense, dejando en Salem una historia que tendrá su estreno mañana y el sábado en el Ágora (20.00 horas).

En total, serán 32 actores los que se enfrenten a la pieza, previo casting que, como en cada edición, reunía el pasado octubre a cerca de un centenar de aspirantes. Algunos son veteranos, viejos conocidos ya bajo la dirección de Barús, pero la mayoría debutan en la formación con esta obra, que reúne un caleidoscopio de profesiones, edades y ambiciones dispares.

Desde el que comienza a descubrir su interés por las tablas a los 18 años, hasta el que con 80 se atreve a probar con aquello para lo que no tuvo tiempo antes, todos se lanzan al escenario con la "ilusión" de sentirse profesionales. Lo hacen con un texto que el director reconoce como "duro", tanto por la dinámica de los guiones como por el poso de realidad que encierra, y que los actores narran en clave teatral a través de la venganza de una mujer rechazada por su amado.

"Él no le hace caso y, como contrapartida, ella acusa de brujería a su esposa, que es juzgada. Se trata de una tragedia verídica, porque en realidad murieron cientos de personas solo por la rabia de que la apartara de su camino", indica Barús. El director orquesta la trama entre conversaciones rápidas como relámpagos, que "son difíciles de aprender" para los actores amateur, especialmente cuando, lamenta, cuentan tan solo con un ensayo a la semana. Pero la complejidad forma parte de su estrategia con el grupo, al que trata de enfrentar cada año a nuevos retos interpretativos. "Les estoy dando esa cosa del 'más difícil todavía', porque es la única forma de aprender. No me voy a estancar", afirma el dramaturgo, que ya marcaba un punto de inflexión con su anterior pieza, Apostasía.

Con Salem, el desafío ha llegado a despertar incluso el desespero de los intérpretes novatos. Entre bambalinas Barús se convierte a veces en una suerte de psicólogo, que trata de reconfortar a actores en ocasiones abrumados por las circunstancias. "Algunos salen llorando del ensayo, y hay que convencerlos de que sí que pueden hacerlo", dice el director, con el que los más inseguros se sobreponen y "al final, lo consiguen".

Cuenta Barús que eso es "lo bonito", y lo que le ha llenado durante estos 9 años de trabajo con la agrupación. Por ella han desfilado ya "cerca de 250 personas", desde amas de casa hasta policías, e incluso "un hombre que dormía en la calle y que estuvo extraordinario en Luces de Bohemia". Yerma, Misericordia y Divinas Palabras han sido otras de las obras que el grupo ha abordado durante este tiempo, alentada por el deseo del director de dar pie a una "infraestructura propia de A Coruña" para ese talento que no cuenta con diploma, pero sí con muchas ganas. El X aniversario de la iniciativa, que se cumplirá en el 2020, lo tiene ya en mente el artista desde el año pasado, cuando le empezó a rondar en la mente la idea de rendirle un homenaje a las mujeres.

"Creo que es hora de que sean las protagonistas, porque siempre han sido las secundarias. Por eso para el año que viene tengo pensado hacer una obra de Lorca, u otra con 18 papeles femeninos sobre sus desgracias", indica el director. Se guarda de desvelar títulos, porque, asegura, "enseguida te los cogen y cuesta mucho encontrarlos". Sobre todo si, como él, uno tiene tantos frentes abiertos en el teatro, en el que se ha consagrado tanto al grupo del Ágora como a las formaciones de El Hórreo y el colectivo +60 de Abanca.