Los Premios Nacionales de Informática reconocen cada año en cuatro modalidades actividades, investigaciones y trayectorias de particulares, entidades e instituciones. El galardón Ángela Ruiz Robles, que tiene el nombre de una maestra ferrolana precursora de la invención del libro electrónico, corresponde este año a la coruñesa Nieves Rodríguez Brisaboa, catedrática de Lenguajes y Sistemas Informáticos, del Departamento de Computación de la facultad de Informática de la Universidade da Coruña, coordinadora además del grupo de investigación Laboratorio de Bases de Datos del Centro de Investigación en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Desde 1992 enseña en la UDC y desde 2008 investiga en el Citic. Ha participado en más de 80 proyectos de I+D+i y en tres patentes de investigación.

Con tanto trabajo y trayectoria a sus espaldas, ¿qué supone para usted este premio?

Es un reconocimiento muy importante para una persona que investiga en informática, para mí y para mi grupo de investigación. Tiene mucha proyección estatal y lo da la Sociedad Científica Informática de España.

¿Qué investigaba en los años noventa y qué investiga hoy?

En el año 1994 trabajaba en bases de datos deductivas, una tecnología que en aquel momento hacía furor. Eso ha cambiado mucho y hoy estamos trabajando en estructuras de datos compactas y algoritmos, que son de enorme utilidad en el mundo del big data o datos a gran escala. También trabajamos con sistemas de información geográfica o multimedia, que son más complejos.

¿Algún proyecto le ha causado más satisfacción que otros?

Uno, por ejemplo, es la Biblioteca Virtual Gallega, muy utilizada en colegios e institutos. Es raro que los niños que hoy salen de las clases de gallego no hayan pasado por esta biblioteca, que tiene como contenido documentos y un mapa con cinco mil fotografías de todos los monumentos y yacimientos arqueológicos. Esto es un trabajo de investigación teórica de gran aplicación. Para nosotros supone una transferencia grande a la sociedad, y eso lo reconoce el Premio Nacional.

¿En qué terrenos nuevos le gustaría investigar?

En el campo de las estructuras de datos comprimidas estamos en la cresta de la ola. La masiva producción de datos que producen la internet de las cosas, los sensores, todo tipo de dispositivos electrónicos o las redes sociales necesitan una representación diferente a la tecnología habitual de las bases de datos para poder ser procesados. Es un terreno que tiene menos visibilidad social.

¿Qué demandan hoy las empresas e instituciones a los profesionales o investigadores de la informática?

El mundo del software está revolucionado, porque cada vez hay más aplicaciones, pequeñas y grandes, para teléfonos móviles y para grandes procesadores de datos. Todas las empresas demandan hoy soluciones informáticas, como nunca antes habían hecho, para gestionar datos en aplicaciones fáciles de usar y portables, que puedan estar en cualquier dispositivo. Pero el gran problema es que no hay profesionales cualificados suficientes para poder desarrollar esas aplicaciones que se solicitan. Si hubiera un 20% más de los ingenieros informáticos que hay estarían empleados todos. Las empresas se nos acercan a la universidad y buscan alumnos de segundo o tercero de carrera, lo que haga falta.

¿Podemos hacer ya todo en nuestra vida con un teléfono móvil, o ya se ha conseguido?

Ese momento ya ha llegado. Un móvil de hoy tiene bastante más capacidad de memoria y almacenamiento que el ordenador de la NASA cuando mandó el hombre a la luna. Las aplicaciones para hacer pagos van a acabar sustituyendo el dinero en efectivos y las tarjetas de crédito. La revolución tecnológica está aquí y aún tiene mucho recorrido.

¿A los informáticos no les asusta la dependencia de los humanos de la tecnología?

Como informáticos no nos asusta, como ciudadanos nos debe preocupar. Esa revolución tiene consecuencias sociales y políticas importantes, por la desaparición brutal de puestos de trabajo en sectores como la banca o por cómo se entiende el capital humano y el trabajo. Esto nos lleva a un nuevo pacto social. La economía digital, el marketing online, las redes sociales o las fake news crean un conglomerado, una situación, que requiere ajustes sociales y políticos.

¿Cómo debe divulgarse la informática para hacerla accesible y beneficiosa?

La informática es un campo enormemente amplio, con áreas diferentes que no tienen que ver entre sí, como la robótica y las redes sociales. Hoy es un cajón de sastre. Lo relevante es que los planes de estudios de los niños, desde Primaria, empiecen a considerar la formación en informática como algo imprescindible; no me refiero a ofimática, como el uso de word o windows, sino de enseñar a entender cómo funciona internet y los ordenadores. Hace falta mayor formación en tecnología, alfabetizar a la población en pensamiento computacional.

¿Son ustedes unos frikis

Este estereotipo de que el informático es un friki encerrado en un sótano ante cinco pantallas de ordenador es erróneo, no somos hackers. Quien se dedica a la informática tiene que trabajar en equipo y sobre problemas sociales, ha de ser capaz de entender las necesidades de los médicos, los economistas, los gestores de empresas o de una ciudad. Eso precisa colaboración, tener grandes habilidades de comunicación y ser muy creativo. Esto es lo que se requiere de un buen ingeniero informático. SI esto se supiera, tendríamos muchas más vocaciones, sobre todo femeninas. El déficit es nacional, europeo y mundial. Necesitamos más personas.

¿Por qué las mujeres no se dejan seducir por la informática?

Por culpa de ese estereotipo friki. Las series, las películas generan una falsa imagen de los informáticos, muy poco atractiva para las mujeres en general, y también para los hombres.