Con camisa de cuadros y con las lágrimas amenazando con salir, igual que cuando entró en María Pita hace cuatro años, se ha despedido el alcalde de A Coruña en funciones y candidato a la Alcaldía de Marea Atlántica, Xulio Ferreiroalcalde de A CoruñaXulio Ferreiro. Lo hizo por los malos resultados electorales, porque su compromiso era por ocho años y porque ya había decidido que se iría si no conseguía revalidar la Alcaldía. Lo hizo rodeado de los suyos, de los nueve rostros que entraron con él en el Palacio municipal y de los que le han acompañado, en la sombra, durante este camino de cuatro años.

Dice Ferreiro que se va siendo "la misma persona", con los mimos gustos, costumbres y patrimonio aunque sabiendo que ahora "A Coruña es una ciudad mejor". "Dije en la investidura que, como gente común entramos y como gente común marchamos. Me emociona pensar que ese también es un compromiso adquirido que cumplí", finalizó su discurso de despedida, con lágrimas que ya no se escondían y antes de un aplauso que duró más de dos minutos, lo que tardó en pedir que las palmas se apagasen para dejar paso a las preguntas de la prensa.

Xulio Ferreiro adelantó que no tomará posesión de su acta de concejal y que descansará unos meses y, después, se reincorporará a su puesto de profesor en la Universidade da Coruña. "Esta decisión tiene razones de carácter personal y político. Siempre pensé que, cuando no se cumplen los objetivos que uno se pone deben asumirse las responsabilidades y actuar en consecuencia", explicó Ferreiro, que deja "la primera línea" de la política, pero no Marea, donde seguirá "como uno más", tampoco estará en el equipo que se encargará de negociar si, finalmente, su partido forma parte del Gobierno local. Participará en la investidura, eso sí, porque cree que es "lo elegante" y, después, volverá a la base de la formación y pondrá su "experiencia" a disposición de sus compañeros.

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"No hay nadie imprescindible y, menos, en un proyecto como el de Marea Atlántica", resumió Ferreiro, que aseguró que no se convertirá en un "tocanarices" que va diciéndole a la gente "qué tiene que hacer". Sabe que pensar en qué pasaría si las elecciones municipales no hubiesen cogido el rebufo de las generales a estas alturas "no sirve de nada", así que, Xulio Ferreiro, como ya lo hizo el domingo, pidió disculpas a todas aquellas personas que se sintieron "defraudas o desilusionadas" con la gestión del Gobierno local.

Y recordó que "siempre" habían "trabajado muy duro" para hacer "lo mejor por la ciudad". Un lugar que, ahora, Ferreiro "admira" y "quiere" más porque la conoce mejor. Y recordó algunos de los objetivos cumplidos, como "recortar bolsas de pobreza", que el aeropuerto crezca cada vez más, que la ciudad tenga una oferta cultural más interesante y haber "salvado de la bancarrota" al Concello después de pactar una solución para el cumplimiento de la sentencia de la antigua sede de Fenosa. Habló de los 25 millones de fondos europeos que podrá ejecutar el nuevo gobierno y también del ofimático y San Roque.

"Este mandato fue extremadamente difícil, fue difícil gobernar en minoría, fue difícil gestionar una Administración local regida por normas injustas y con déficit de personal", rememoró Ferreiro, que cargó contra las "campañas de desprestigio" que le habían perseguido durante estos cuatro años.

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El regidor se va asegurando que no se ha "movido ni un centímetro del camino" que creía "correcto" y que no había "tomado ningún atajo" ni cedido a presiones, "aceptando las consecuencias" que esa decisión acarreaba. Lo dijo tomando agua directamente de la botella cada vez que se le quebraba la voz y un paso por delante de sus compañeros, que se enjugaban las lágrimas o miraban hacia arriba para contener la emoción.

En su despedidadespedida, Ferreiro hizo autocrítica y señaló que, para conseguir una mayoría que les blindase contra cualquier embate tendrían que haber ofrecido "resultados tangibles e indiscutibles al final del mandato", unos proyectos que "no llegaron a tiempo". "Gobernamos pensando en las siguientes generaciones, pero también tendríamos que haber pensado más en que las reglas del juego electoral no se cambian en cuatro años", reconoció Xulio Ferreiro, que agradeció una por una a las personas que habían estado a su lado en el Concello.

"Ha sido un honor servir a esta ciudad desde la Alcaldía durante estos cuatro años", dijo Ferreiro, con la voz ya muy rota, y recordó que, cuando Marea Atlántica dio sus primeros pasos casi no conocía a nadie de los que, cuatro años y diez meses después, se convirtieron en su equipo y para los que guarda "un lugar muy importante' en su "corazón". Mención especial para su jefe de gabinete, Iago Martínez, que entrará en María Pita, al haber renunciado Ferreiro.