Javier Rocamora es activista y uno de los ponentes de las jornadas que organizó Alas Coruña sobre Sida, comunicación y sociedad. La pasada semana, en la Fundación Luis Seoane, relató en primera persona cómo es vivir con VIH. Insiste en que "cualquier persona que tenga una vida sexual del tipo que sea, está expuesta al VIH y por tanto debe hacerse la prueba".

Descubre en 2003 que es seropositivo, ¿cómo afronta la noticia?

Lo vives muy mal porque todo lo que hay del VIH, aunque estés más o menos informado, lo que hay relacionado socialmente y las imágenes que te vienen a la mente son imágenes de gente muy enferma, de me voy a morir, no sé cuándo, pero me voy a morir. Lo vives como un mazazo psicológico muy fuerte. Sabía que no era una condena a muerte, como podía ser 20 años antes, pero sigue siendo un golpe bastante fuerte.

¿Vivió episodios de discriminación en su entorno?

El problema en España es que el 98% de las personas seropositivas no lo cuenta a nadie y hay un porcentaje muy elevado que no se lo cuenta ni a sus padres. El miedo a contarlo hace que cuando tú decides hacerlo, te sientas un poco bicho raro y la gente reacciona de formas muy diversas. Mis amigos, mi pareja, y todo mi entorno social reaccionaron apoyándome, pero también he vivido experiencias laborales muy traumáticas, no desde el punto de vista de que perdiera mi trabajo, sino que, en ese momento, ocupaba un puesto de dirección y me encontré a personas que formaban parte de mi equipo que cuando lo conté, pidieron la baja voluntaria y se marcharon, porque no querían trabajar en el mismo sitio que yo, porque el miedo es irracional. Personas que quisieron quitarme el puesto de trabajo alegando que yo estaba muy enfermo, que me iba a morir y que entonces yo no podía ser jefe o familiares de amigos que tenían hijos pequeños y les echaban la bronca de cómo dejas que este tío se acerque a tu hijo. Una de las labores que más tenemos que hacer es que todo el mundo tiene que ser conscientes de que cuando tienes carga viral indetectable es científicamente imposible que transmitas el VIH a nadie, eso no quiere decir que puedas tener sexo sin protección, pero sí que las precauciones que tiene que tener una persona a la hora de mantener relaciones sexuales contigo son las mismas que con cualquier otra persona.

Parece una falta absoluta de conocimiento. ¿Nos hemos quedado anquilosados en cómo era hace 20 o 30 años?

Efectivamente. Hay mucha gente que a día de hoy me preguntan cuántas pastillas tomo, he vivido situaciones discriminatorias en muchos lugares, pero donde más te duele es en el entorno médico, no con los que te tratan de VIH, que están perfectamente formados, pero si tienes que ir a urgencias y te tienen que sacar sangre y la enfermera que a lo mejor está en prácticas y no se ha encontrado con un caso de VIH en su vida, está temblando de miedo y tienes que calmarle tú. Yo he cambiado de médico de cabecera tres veces, porque no estoy dispuesto a que el primer día que me ve me diga: "Ah, pero tú eres VIH, supongo que sería por sexo porque no te noto nada" sales de allí, automáticamente pides el cambio de médico. Luego lo sustituyen y te toca otro que te dice: "Pobrecito, qué joven" y cuando voy al médico no voy ni para darle lástima ni para que se compadezca de mí, voy para que me resuelva un problema, igual que todo el mundo. Sí que ves en los entornos clínicos que se toman precauciones especiales con las personas VIH positivas sin ninguna justificación clínica, incluso con pruebas que no son invasivas. En ese momento, en primer lugar se están saltando la ley y en segundo te están sometiendo a una discriminación intolerable y esto sucede en el entorno clínico. Desde que llegó la crisis económica y se cortaron en seco las campañas oficiales de prevención y lucha del VIH, la gente no tiene información de ningún tipo. Las generaciones más jóvenes no tienen información y estamos corriendo un riesgo muy grave. Yo voy a dar charlas por institutos y existe un grado de desconocimiento que yo no tenía cuando iba al instituto.

Es un riesgo en un doble sentido de comprensión y tolerancia como de prevención, ¿no?

Mi médico siempre dice que el problema es el estigma. Todo el mundo debería hacerse una prueba de VIH independientemente de la edad que tenga al menos una vez en la vida y cualquier persona que tenga vida sexual independientemente de si tiene pareja estable o no debería hacerse una prueba al año. Porque en el momento que a una persona se le detecta VIH, se le pone a tratamiento y ya no puede transmitir la enfermedad. El que todo el mundo se hiciera la prueba y lo tuviéramos en la cabeza paraba la transmisión y cortaría en seco la epidemia de VIH. Lo que no entiendo es por qué no se fomenta desde la sanidad pública.

¿No hemos entendido que todos somos grupo de riesgo?

El grupo de riesgo es un concepto que ya no existe porque somos todos. Cualquiera que tenga una vida sexual del tipo que sea, es un grupo de riesgo y está expuesta al VIH y por tanto debe hacerse la prueba. Igual que nos hacemos pruebas de colesterol o cualquier otra enfermedad. Muchas veces se detecta cuando empieza a ser sintomático y eso significa que desde el momento de la infección pueden pasar hasta diez años. Esa persona no sabe que es seropositiva y puede haber estado contagiando a otras personas sin saberlo.