Los números que cada año muestran la actividad de la Policía Local relacionada con el tráfico permiten comparar registros y comprobar en qué mejora y empeora el comportamiento de los ciudadanos al volante. Unos conceptos suben y otros bajan, y los hay que permanecen estables. Los accidentes de circulación deparan números para la preocupación: el registro en 2018 en el municipio fue de 990 (2,7 al día), el más alto de los últimos seis años, según recoge la memoria anual más reciente del 092. El aumento en este periodo es del 32,3%, ya que en 2012 hubo 748 siniestros.

El aspecto menos negativo de esta estadística es que ha aumentado la diferencia entre los accidentes sin víctimas y los que sí causaron daños personales de distinto alcance: hace seis años estos registros estaban prácticamente a la par y en 2018 hubo casi el doble de siniestros en los que no se produjeron heridos, 658 frente a 332.

La falta de atención, como ocurre cada año, es la causa más frecuente entre las que están detrás de estos accidentes, seguida por una actitud poco precavida de los conductores y la invasión de la calzada o un cambio de carril realizados de manera incorrecta. La desobediencia a las señales de tráfico y las distancias cortas entre vehículos tienen también incidencia, y a todos estos motivos cabe añadir la pérdida de presencia policial en las calles, un factor que "hace aumentar la siniestralidad", apunta el portavoz del Sindicato Profesional de la Policía Local y mayoritario en el cuerpo, Manuel Freire. "Si hay menos patrullas o agentes visibles, aumenta la mala conducción", explica.

Los accidentes con resultado de muerte repuntaron en los dos últimos años, con tres víctimas en cada uno, frente a las cuatro acumuladas entre los cinco años anteriores. Los atropellos, así como los heridos en ellos, aumentaron en 2018, hasta los 123 y 139 (72 mujeres, 67 hombres) respectivamente, un 18% y un 24%.

Una tendencia a la baja significativa es la de las alcoholemias positivas, lo que daría a entender que los conductores son más responsables y no arrancan el coche cuando han consumido bebidas alcohólicas. De las 657 contabilizadas en 2012 se ha pasado a 368 en 2018 (una diaria), un 44% menos. También desciende, pero menos, el número de resultados positivos en controles realizados después de un accidente de tráfico, un 21% el año pasado y un 9,3% en el periodo 2012-2018.

Freire matiza que en esa caída ha influido la reducción de los controles habituales de alcoholemia, como los dispuestos los fines de semana de madrugada: "Se ha perdido la rutina de ese tipo de controles, sustituido por pruebas selectivas a cargo de patrullas, y los policías hemos pedido que no se descuiden".

La ronda de Outeiro, Alfonso Molina y la avenida de Finisterre son las calles que más accidentes registran, al igual que hace seis años. Pero mientras se incrementan en la primera de estas vías, caen en las otras dos. Lo explica, según Freire, el mayor uso de la ronda de Outeiro como enlace más cómodo para acceder a la tercera ronda y desplazarse a la comarca, especialmente por la rotonda de Manuel Murguía.

La Policía Local, a través de las cámaras instaladas en el entorno de la Marina, multaron en 2018 a más de 22.000 conductores por no obedecer las señales que prohíben circular por la Marina y los paseos de la Dársena y O Parrote, donde el tráfico está restringido. La cifra representa casi la mitad de las sanciones totales del 092, un año y medio después de que las cámaras sustituyesen a los agentes presenciales. ¿Despistes al volante, deficiente indicación? "La señalización es bastante buena, pero se podría mejorar en la avenida de Arteixo, porque quienes circulan por allí camino de la Marina no pueden tomar la avenida do Porto al llegar a la plaza de Ourense. De todos modos, la mayoría de las multas son a conductores que no viven en la ciudad o hace tiempo que no vienen", explica el portavoz sindical.