El plazo de 170 minutos fijado por Arriva para unir por tren las ciudades de A Coruña y Oporto, según el plan que presentó a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia solo podrá cumplirse cuando concluyan las obras de electrificación total de las vías de ese trazado, ya que en la actualidad hay tramos que carecen de esa infraestructura. Mientras no se disponga del suministro eléctrico, el servicio -cuyo comienzo se anunció para el próximo año- podría prestarse, pero el viaje tendría una duración superior, por lo que la empresa deberá decidir si lo inicia a principios de año con esa limitación o espera a la conclusión de los trabajos.

En la actualidad quedan por electrificar los tramos entre Guillarei y Tui, de solo cinco kilómetros, y de Redondela a Arcade, de ocho kilómetros, en territorio español, mientras que del lado portugués está pendiente desde Valença do Minho a Tui. Xosé Carlos Fernández, ingeniero técnico civil y experto en ferrocarriles, considera factible terminar esas obras a lo largo de 2020, ya que todos los proyectos están en marcha, pero advierte que mientras no se completen, el viaje entre A Coruña y Oporto duraría una media hora más sobre el tiempo planteado por la compañía.

Al presentar su proyecto a Competencia, que le dio el visto bueno, Arriva detalló que pretendía iniciar su actividad en 2020 sobre la previsión de que los administradores de infraestructuras de España y Portugal "habrían culminado las actuaciones para la electrificación total de la línea", de acuerdo con la información proporcionada por ambos países. Pero en ese documento no mencionaba en qué momento del próximo año comenzaría el servicio, que Xosé Carlos Fernández estima que podría ser entre junio y noviembre.

Para este experto, la fecha de inicio de la actividad es un asunto menor en comparación con la autorización recibida de Competencia, ya que era el principal obstáculo que debía salvar. Por el camino quedan ahora otros trámites, ya que Arriva debe obtener también los certificados de seguridad y el material rodante -los trenes- homologado. Para Fernández, la empresa "seguramente ahora está analizando qué tipo de trenes va a utilizar", ya que aunque no cuente con vehículos disponibles en España podrá emplear los que posee en los otros países europeos en los que opera el grupo Deustche Bahn, al que pertenece.

Aunque esos trenes son de ancho europeo y el recorrido de A Coruña a Oporto es de ancho ibérico, Fernández destaca que en España hay empresas que pueden cambiar los bojes -los grupos de ruedas- de esos vehículos en solo unos meses para que puedan circular por este recorrido. Este ingeniero pone de relieve la importancia de la elección del tipo de tren para que pueda alcanzarse la velocidad necesaria que permita cumplir el tiempo de viaje previsto.

Para ello recuerda que el Alvia que une Galicia con Madrid puede circular a 250 kilómetros por hora desde la capital española a la localidad vallisoletana de Olmedo porque la vía es de ancho europeo y está electrificada, pero que de allí a Zamora solo puede alcanzar los 200 porque la vía no dispone del sistema de telecontrol RTMS. Desde la ciudad castellana la falta de electrificación impide superar los 180 , mientras que entre Ourense a Santiago no pueden sobrepasarse los 220 porque el tendido es de ancho ibérico y está limitado a esa velocidad. Fernández también resalta que el tramo de ocho kilómetros anterior a Santiago donde ocurrió hace seis años el accidente del Alvia sigue sin el sistema RTMS, lo que también limita la velocidad en el acceso a la capital gallega.

La iniciativa de Arriva de enlazar A Coruña con Oporto como alternativa al servicio que ahora prestan Renfe y Comboios de Portugal tuvo que vencer las alegaciones presentadas por la empresa española, que consideraba que hacer paradas en territorio gallego le perjudicaría, aunque Competencia rechazó esa tesis y dio vía libre al proyecto.