El Consorcio de Turismo ha encargado el tercer estudio sobre los niveles de radón en la Torre de Hércules al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que está analizando las corrientes en el faro y sus materiales con el fin de dar con una solución que permita disminuir la cantidad de este gas en la zona. Los resultados se conocerán a final de mes, por lo que a partir de ahí se tomarán medidas para retirar el exceso de radón y no perjudicar a los trabajadores, pues esto no afecta a los visitantes.

El monumento, declarado Patrimonio de la Humanidad, permaneció cerrado al público el pasado lunes por el estudio. El director de la Torre, Alejandro de Arce, detalla que los técnicos "necesitaban hacer una prueba de hermetismo y tener las puertas de la Torre cerradas durante 24 horas" para medir el nivel de radón. "Por experiencia sabemos que las corrientes nunca son iguales y que el faro es como una chimenea. Las condiciones meteorológicas influyen mucho en los niveles de radón", explican los responsables del faro.

El estudio también analiza los materiales de la Torre. "Donde hay granito, hay este problema así que tenemos que enfrentarnos a él a nivel global", cuenta De Arce. Por eso hay varias urnas colocadas por el entorno del monumento que analizan "cómo funciona la piedra y el cemento". "No sé sabe qué es lo que produce estos niveles tan alto de radón", añade.

Se trata de un gas inodoro e incoloro que se concentra en zonas de alto contenido granítico, sobre todo en el subsuelo, desde donde se introduce en el interior de los edificios. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que los niveles de radón no superen los 300 becquerelios por metro cúbico de aire, pero en la Torre se han alcanzado los 3.000.

Todavía sin los resultados de este tercer estudio, que se conocerán a finales de mes, el Consorcio de Turismo ha empezado a tomar medidas. Este verano, según informa la dirección, los trabajadores pasarán un máximo de cinco horas y media en el faro para que la exposición al radón sea menor.

En los dos estudios anteriores se determinó que la ventilación constante sería fundamental para reducir los niveles de este gas en la zona, pero las mediciones todavía son altas. Por eso Turismo decidió solicitar un tercer análisis, esta vez a cargo del CSIC. "Era necesario llamar a un especialista en edificios y elementos constructivos. Aunque hay que tener en cuenta que la Torre es muy singular", detalla el director del monumento, que considera que la solución pasa por "reducir el radón" para que se mantenga por debajo de los 300 becquerelios por metro cúbico de aire que marca la OMS.

Los responsables del faro señalan que hay que, a raíz de los estudios que se están realizando, hay que "generar un mecanismo" para disminuir la cantidad de este gas. Alejandro de Arce reitera que "lo importante por ahora es ventilar y reducir el tiempo de exposición de los trabajadores". Son los que más tiempo pasan en la Torre, pues las visitas de los usuarios no superan los 60 minutos.

Fuentes cercanas a los trabajadores de la Torre señalan que estos esperan que el tercer estudio "determine las medidas a llevar a cabo" para reducir el radón "lo máximo posible".