Cuatro alumnos del Conservatorio Superior han tocado en el salón de la Academia, dando continuidad a la colaboración entre estas dos importantes instituciones. Colaborar significa trabajar juntos. Los cuatro intérpretes ya han sido premiados; pero conviene tener presente que son todavía estudiantes, que se encuentran en fase de aprendizaje por más que apunten condiciones sobresalientes. Ana Represas y Cristina Bernal afrontaron un programa difícil que resolvieron con general acierto; y, también procuraron en todo momento mantener el balance sonoro entre los dos instrumentos, utilizando los reguladores de la intensidad (sobre todo en la sonata de Grieg). Ana maneja el arco con una soltura propia de intérprete más maduro; y Cristina mostró una excelente pulsación. Fueron muy aplaudidas. El dúo de flauta y guitarra es muy notable. La flautista, Sara Padín, toca de un modo que hace pensar en un futuro brillante; sonoridad rica, llena; expresión intensa (incluidos elegantes efectos-eco); impecable resolución de ornamentaciones... En suma, una gran versión de la obra de Piazzolla. La acompañó con mucho acierto el guitarrista Eloy Vázquez; en mi opinión, mantiene un papel en exceso secundario cuando debe tener mayor protagonismo en el dúo, incluso para conseguir un mejor balance sonoro. En cuanto a la obra de Piazzolla, creo que en muchos momentos se aleja de esta música urbana tan peculiar. Por extraño que parezca, el músico argentino se aproxima más a la veracidad del género cuanto más atrás dirige la mirada: es más fiel al espíritu del año 1900 „el viejo e interesante tango primitivo„ que a la época de Gardel, la de los años treinta.