El Equipo Hábitat, formado para la intervención en los asentamientos precarios de A Coruña coincidiendo con el derribo de la nave de la Toja, hace balance después de los años de trabajo. El censo de unidades de convivencia en A Pasaxe, el principal núcleo e intervención, ha caído un 61%, y el de vecinos, un 57%, según los datos registrados a principios de este mismo mes de junio. Es el punto de partida sobre el que trabajará el Gobierno entrante, que ha prometido terminar el paseo marítimo hasta A Pasaxe, en terreno de Costas, y tener en cien días un plan para la erradicación del chabolismo.

El equipo se formó en marzo de 2017, dos meses antes del derribo de la nave, conseguido 17 años después de que la estructura se declarase en ruina y de varios intentos fallidos. Se daba cumplimiento a la sentencia del Tribunal Superior de 2015, que ordenaba al Concello el desalojo de la zona para el derribo, y que se pudo ejecutar tras meses de trabajo para dar soluciones a las familias que habitaban en su entorno. El equipo está formado por una coordinadora general, una técnico superior en servicios sociales, una técnico superior en Urbanismo, dos orientadoras laborales y cuatro trabajadoras sociales.

El trabajo, basado en el Plan de acceso al Hábitat Digno redactado anteriormente, se organizó en tres líneas, una en el ámbito laboral, otra en el residencial y una última en el social y comunitario. Respecto a la vivienda, el equipo centró sus recursos en A Pasaxe en detrimento de otros asentamientos como As Rañas y O Portiño, dada las malas condiciones de habitabilidad, salubridad y seguridad de primero, "muy por debajo de los estándares mínimos".

Según el balance del Equipo Hábitat, el número de unidades de convivencia en 2017 era de 48, que se redujeron a 19 en el censo firmado el pasado 6 de junio. En cuanto al número de personas, eran 124 en el diagnóstico inicial, por un 53 que no ha sido aún realojadas en la actualidad, lo que supone una reducción del 57%. El número de menores en 2017 era 30, que subió a 39 por posteriores nacimientos y que es hoy, según el informe municipal, de 20 niños. Esto no quiere decir que la totalidad de las personas realojadas estén desvinculadas del poblado, sino que algunas acuden al asentamiento con frecuencia aunque ya no vivan en él. En cuanto al balance sobre los realojos, hay cara y hay cruz. En la cruz, el documento describe que el equipo encontró "muchas trabas al realojo" por parte de muchas familias, por lo que "estos números no presentan el esfuerzo realizado a nivel habitacional". Relatan que con tres unidades con las que estuvieron trabajando en profundidad, no se pudo alcanzar el realojo, y que hay un grupo que se muestra reticente. Entre las dificultades, el informe indica la "falta de motivación" de residentes para mudarse fuera de los asentamientos precarios, entre otras cuestiones, porque el modo de vida allí es más económico que en una vivienda normalizada.

También enumera la falta de viviendas situadas en zonas de interés para los residentes; la incorporación de 24 familias proveniente del antiguo asentamiento de Penamoa, que obligó a concentrar los recursos en A Pasaxe; y la puesta en funcionamiento de la encomienda a la Empresa Municipal de Vivenda.

En la cara, el Equipo Hábitat destaca que los realojos están dando "muy buenos resultados", con una "inserción social efectiva", con escasas incidencias registradas a nivel vecinal y social en los edificios y en su entorno, y con un "alto grado de cumplimiento de las obligaciones adquiridas", como puede ser el pago de las cuotas de alquiler y suministros. "Las familias manifiestan un alto grado de satisfacción con la nueva vida, que conlleva su motivación hacia la búsqueda de un empleo y la participación en acciones formativas", concluye el balance.