“Una tarde conté 35 palomas que estaban en los tejados”, comenta José Luis Rodríguez Pombo sobre la aglomeración de aves que se produce en el edificio número 27 de la calle de la Merced, desocupado desde hace años y en el que estos animales aprovechan cualquier hueco para penetrar en el interior. Los vecinos del número 23 de la calle Juan Montes, paralela con la Merced, soportan ruidos y malos olores desde entonces que les han llevado a presentar quejas ante el Concello, aunque por el momento no han surtido efecto.

Rodríguez Pombo explica que cuando apreció que las palomas entraban en el edificio, advirtió al propietario, quien extrajo dos nidos que encontró en el bajo del inmueble y tapió los huecos existentes en la fachada, aunque este vecino comprobó que poco después las aves rompían los cristales para entrar de nuevo en el edificio.

“Se posan en todos los sitios y lo ensucian todo, son las siete de la mañana y ya las oigo hasta que anochece”, detalla con desesperación este afectado por las palomas, quien añade que los vecinos de su edificio tampoco pueden tender la ropa en el exterior por el riesgo a que se ensucie con los excrementos de las aves.

“No puedo ni abrir las ventanas porque viene un olor insoportable”, se lamenta Rodríguez Pombo, para quien las palomas “ensucian mucho más que las gaviotas”, animales sobre los que el Concello desarrolla una labor anual para la retirada de nidos en los edificios afectados por el anidamiento en los tejados de parejas de esta especie.

Este vecino efectuó varias llamadas al servicio telefónico municipal 010 para reclamar una solución a los problemas que padecen los residentes en su edificio, hasta que finalmente consiguió que le pasaran con el departamento de Medio Ambiente. Funcionarios de esa concejalía le explicaron que debía presentar un escrito, por lo que expresa su indignación por el hecho de que en el 010 no le informaran sobre ese trámite en ninguno de los contactos que había efectuado previamente.

Pero ahí no se acabaron los problemas, ya que tras enviar el documento el 26 de octubre se interesó por el resultado de su gestión y en Medio Ambiente le informaron que el caso había sido trasladado al departamento de Ruinas, en la concejalía de Rexeneración Urbana. Pero en esas oficinas estimaron que el problema no era de su competencia porque el edificio no está en estado ruinoso, de forma que lo devolvieron a Medio Ambiente, aunque esta concejalía volvió a remitirlo a Ruinas, según Rodríguez Pombo, para quien en el Concello “se están pasando la pelota de uno a otro y el perjudicado es el ciudadano”. El Gobierno local no contestó a las preguntas de este periódico acerca del caso.